La pincelada del director

Morante ¡y Curro! se pusieron reglamentarios

José Luis Benlloch
lunes 28 de mayo de 2012

Juan Pablo Sánchez se ganó el derecho a ser esperado. Sucedió la misma tarde del encontronazo de su apoderado, Fernando Lozano, con Morante y su gente. Ni falta que hace recordar que el reglamento, el mismo que tantas y tantas veces y tantos y tantos personajes se ponen por montera, asistía a Morante. También a su apoderado, Curro Vázquez, en el acalorado argumentario que escenificó ante las cámaras. Me gusta ver a Curro Vázquez de parte del reglamento. Es buena noticia. Claro que me gustaría verle también en otras coyunturas. Con esa interpretación reglamentarista salió ganando Morante que desactivó los comentarios que le podían señalar por una tarde, otra y van muchas, más discreta de lo que cabe exigirle; salimos ganando los aficionados que paladeamos un par de lances de mucha enjundia; y seguramente salió perjudicado el joven mejicano en lo que el quite de Morante le pudo quitar a su toro. Buen toro, apetecible toro como demostró Morante, sólo que con las fuerzas justas y ahí era donde dolía la cuestión a los Sánchez-Lozano. Planteado así todo está claro, no parece que debiera haber bronca ni polémicas sino fuese porque Morante, desde la óptica del compañerismo y de esas normas no escritas pero sí respetadas en el ruedo, no es el más legitimado para asaltar de esa manera el corral ajeno, por la sencilla razón que él no le hace quites a todos los toros ni siquiera a los suyos, sólo a los que le conviene y suelen convenirle los de los otros por encima de lo que le convenga a los otros, sobre todo si estos otros andan sin mando en los despachos. Pero sí, tenía derecho. Y a mí me gustó el quite.

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