La Revolera

Se vende valor

Paco Mora
lunes 27 de agosto de 2012

Jiménez Fortes, dos puntos “Se vende valor”. El malagueño puso el corazón en un puño a los espectadores con un valor seco, sordo, sin arrumacos, aditamento ni edulcorante alguno.

Jiménez Fortes, dos puntos “Se vende valor”. El malagueño puso el corazón en un puño a los espectadores de la séptima de la “astenagusia” con un valor seco, sordo, sin arrumacos, aditamento ni edulcorante alguno. Se jugó la vida en el primero de sus toros sin vender ni un gramo de la cornada que llevaba en el cuerpo y, cuando muerto el “juampedro”, pasó a la enfermería puso como condición que lo curaran, lo drenaran y lo dejaran salir a matar el sexto.  “Pero sin engaños ni anestesia”, les pidió a los doctores con total seriedad. Y salió a jugársela de manera apabullante en su segundo toro. Era angustioso verlo pasarse los pitones tan cerca y tan quieto, “como los molinos quieto, como los molinos serio” que dijo Rafael Duyos de Pedrés, aquel manchego que se cruzó con los toros como nadie a principios de los cincuenta del siglo pasado. Nuevo tantarantán y gritos de pavor en los tendidos, y Ponce tratando de convencerlo de que le dejara acabar con el toro y se fuera. Pero ni por esas. Como Alonso Quijano, tundido a paletazos por los molinos, volvió a entrar en la enfermería al final de la corrida. Esta vez el público sí se dio cuenta de que había presenciado la tarde heroica de un bendito loco que quiere ser figura del toreo.

El primer toro de Ponce fue el único que tuvo cierto son y Enrique le hizo una faena de seda natural repujada en oro. Aunque con el de Chiva uno no acaba de saber nunca qué tanto por ciento le corresponde al toro y al torero en el éxito. La única oreja de la tarde fue para el maestro indiscutible, en su enésimo triunfo en Bilbao. Al segundo de su lote ni el que lo inventó le hubiera hecho ni guiños, pero el valenciano lo lidió con limpieza y desenvoltura. No había para más. Ponce fue despedido con una gran ovación de Vista Alegre, donde después de veintitantos años sigue siendo el rey.

Daniel Luque llegó, vio y si no venció al menos convenció, porque estuvo valiente y pisando su terreno toda la tarde, aunque de donde no hay no se puede sacar y sus dos bureles fueron dos pozos en el desierto del Sahara en año de sequía. Los de Juan Pedro se perdieron una magnifica ocasión de quedarse en casa para ir derechitos al matadero. Ni bravura, ni casta ni perrito que les ladre. Con decir que el segundo de la tarde tardó casi quince minutos en salir de los chiqueros, y al final para convencerlo hubo que ir a buscarle un ukase de Bildu…

Tarde que Jiménez Fortes recordará toda su vida porque nació por segunda vez, después de librar una batalla que provocó mareos en las mujeres y congoja  en muchos hombres.

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando