El Palco

El toro actual

Rafael Comino Delgado
lunes 03 de diciembre de 2012

Es habitual oír, entre aficionados y público en general, que el toro actual suele estar mal presentado, se mueve poco, carece de raza y casta y por tanto aburre, lo que va a acabar…

Es habitual oír, entre aficionados y público en general, que el toro actual suele estar mal presentado, se mueve poco, carece de raza y casta y por tanto aburre, lo que va a acabar con la Fiesta. Desde que tengo uso de razón siempre he oído comentarios similares o parecidos. Remontándonos más atrás en el tiempo ocurría lo mismo, como puede comprobarse buscando en las hemerotecas.

Creo que todo ello habría que matizarlo, pues en general solo estoy de acuerdo con algunos de esos pensamientos y afirmaciones. Pienso que hoy sale el toro de mayor volumen, más trapío y más bravo de toda la historia. Jamás antes se habían visto toros tan enrazados como los que salen ahora. ¿Cuántas veces vemos poner banderillas negras en toros mansos? Pues prácticamente ninguna, mientras que antes era práctica frecuente. A lo largo de una temporada vemos muchísimos toros embestir arrastrando el hocico y yendo hasta el final, una y otra y otra vez, durante toda la faena, que por otra parte suele ser más larga que antaño, y eso es raza, es decir bravura.

Del tamaño y trapío solo decir que novilladas de plazas de primera, incluso segunda, de hoy día eran corridas para Madrid, Bilbao, etc.., hace cincuenta o sesenta años; basta con ver las filmaciones que existen. Es cierto que en algunas plazas de segunda y sobre todo tercera, la presentación es lamentable pero si ahora es así imagínense lo que era antaño. Lo de la movilidad es otro cantar. En los años cincuenta y sesenta el toro se movía más, tenía más casta (no hablo de raza).

Hoy se exige un toro demasiado grande, que sea bravo, pero a cambio se le ha quitado casta, y por tanto se mueve menos, es menos exigente para el torero en ese aspecto, pero claro ello conlleva pérdida de emoción, pues al tendido se trasmite menor sensación de riesgo y acaba aburriendo.
En resumen, hoy los toros son más grandes, demasiado grandes, tienen más trapío en general, son más bravos pero menos encastados. Entiendo que debería buscarse un toro menos voluminoso (470-520 kgs.) con su trapío, bravo como el actual por lo menos, pero más encastado para que el torero pudiera expresarse generando emoción basada en la estética pero también en la épica.

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