La Revolera

La Fiesta sigue

Paco Mora
martes 18 de junio de 2013

Roser Borrell Botey, una jovencita perteneciente a una familia granollerense de gran raigambre catalana está dando sus primeros pasos novilleriles. Tiene condiciones innatas y una gran ilusión, y les hace diabluras a las becerras…

La Fiesta sigue… también en Cataluña. Mi estancia de estos días en tierras catalanas me está deparando muchas satisfacciones y alguna sorpresa. La sorpresa quiero compartirla con los aficionados preocupados por la prohibición de los espectáculos taurinos en la taifa de Artur Mas. Por mucho que se empeñen él y sus socios de desgobierno en acabar con la Fiesta, se está produciendo el efecto contrario al que pretenden. Lo prohibido ejerce una fuerte atracción para un sector de la juventud, que se niega a obedecer borreguilmente los designios de quienes intentan imponerles sus fobias y sus filias, dirigiendo sus gustos y aficiones contra todo lo que huela a español.

Roser Borrell Botey, una jovencita perteneciente a una familia granollerense de gran raigambre catalana está dando sus primeros pasos novilleriles. Tiene condiciones innatas y una gran ilusión, y les hace diabluras a las becerras con un desparpajo no exento de gracia y torería. La chiquilla tiene un fuerte carácter que le empuja a arrostrar con alegría y entusiasmo, las dificultades que para intentar la aventura del toreo conlleva ser catalana y vivir en Cataluña. Entrena en la Escuela Taurina de Barcelona. Como Roser hay muchos jovencitos empeñados en demostrar que se puede ser catalán y amar la Fiesta de los Toros. Los políticos secesionistas catalanes han conseguido, entre otras muchas cosas negativas, dividir también a los catalanes entre taurinos y antitaurinos. Quizás deberían reflexionar si les conviene tanta saña contra una de las expresiones culturales más autóctonas de España. También de Cataluña.

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