(Foto: Arjona)(Foto: Arjona)

Ponce: “Lo que yo siento por Bilbao va más allá de las orejas y de las puertas grandes”

"El trato que recibo de la gente y cómo me espera es algo que me tiene prendado", afirma el valenciano
Jorge Casals
martes 20 de agosto de 2013

“Cuando ves que recibes, tú das y eso es lo que me ocurre con Bilbao”, sostiene el de Chiva, anunciado este lunes y miércoles en Vista Alegre.

La faena a Carjutillo, 10 años después: “Me siento orgulloso de haber lidiado el toro más serio que ha salido en Bilbao”

Enrique Ponce y su Bilbao del alma están a punto de cumplir las bodas de plata de un idilio que comenzó con la faena al toro Naranjito de Torrestrella. Desde entonces, el valenciano entró en el corazón de una afición que le admira y le ensalza como lo que es, una gran figura de época. Un romance sembrado a lo largo de 55 paseíllos, cinco puertas grandes y un buen puñado de faenas antológicas a toros de distinta condición y encaste, como aquella al toro Carjutillo, de Sa­muel Flores. Diez años se cumplen de aquella histórica faena de un torero que una vez más desvela su debilidad por una de las plazas más importantes de su vida: Bilbao.

La Feria de Bilbao no se puede entender sin Enrique Ponce. Y viceversa. No hay temporada en la que el valenciano no asuma su compromiso con la afición bilbaína. Por mucho que cada año quiera torear menos, cada mes de agosto Ponce marca diferencias en esta feria donde es, desde hace más de dos décadas, su pilar principal. -Una de las cosas más bonitas que me han ocurrido a lo largo de mi carrera es tener esa comunión con Bilbao. Ser un torero querido por esta afición después de tantos años es algo muy especial, ya que fue una afición trampolín, ella me lanzó en 1991 con un gran triunfo en las Corridas Generales. A partir de ahí llegó el noviazgo y después el matrimonio, nunca ha habido ningún momento de desunión, siempre hemos tenido un gran feeling. Ha habido fidelidad por su parte y también por la mía, ya que he ido todos los años, dos y tres tardes cada temporada, con muchas faenas importantes y numerosos triunfos. Sin embargo, lo que yo siento por Bilbao va más allá de las orejas y de las puertas grandes. -¿Qué es lo que tiene Bilbao que le tiene tan enamorado? -Aparte de que piense que es una de las mejores ferias de España, en cuanto a la calidad de los carteles y a la seriedad de la plaza, lo que me gusta es que su afición mantiene un equilibrio perfecto en cuanto a respeto, exigencia, cariño, entrega y seriedad, eso es extraordinario. Y además, personalmente, el trato que recibo de la gente y cómo me espera es algo que me tiene prendado. Todo eso hace que todos estos años haya estado en las Corridas Generales, incluso cuando me han llamado para la Corrida de Aniversario, que antes se llamaba Corrida de la Prensa, ahí he estado, sin decir nunca que no. Cuando ves que recibes, tú das y eso es lo que me ocurre con Bilbao. -Bilbao es la mejor balanza para comprobar en plena temporada cómo está cada torero. Usted siempre marcó diferencias. -Se dice que es el penúltimo puerto de montaña, pero las temporadas de ahora, las de los últimos tres años, no son como las de antes y eso ayuda a afrontar mejor el compromiso. En mi caso, yo llegaba a Bilbao con casi 90 corridas de toros a mi espalda y entonces sí que pesaba Bilbao. Después de todo el esfuerzo, uno llegaba a una feria de suma importancia donde se calibra la capacidad de los toreros y tenías que encender la reserva -ríe-. Bilbao calibra el peso de las temporadas de los toreros cuando éstas están ya tocando a su fin. Sale un toro que quizá sea el más serio de todo el año y eso tiene un peso que se une al peso que tiene de por sí la plaza por su afición, historia y respeto. -Dice que el toro pesa, evidentemente por su seriedad. Pero dentro de esa veneración hacia el toro, se miran mucho las hechuras. -En Bilbao se cuida el toro, lo quieren serio pero bien hecho, esa es su filosofía. No quieren un mastodonte sino que las hechuras vayan acorde al encaste del que procede cada ganadería. Yo recuerdo cuando la corrida de toros de Buendía era un clásico y sus toros eran fieles al encaste santacoloma, nada grandes ni exagerados de pitones, y sin embargo nadie pitaba la presentación y pasaban el reconocimiento sin ningún problema. Esa corrida, por ejemplo, nada tenía que ver con la que podía llevar Samuel Flores o Atanasio Fernández. De ahí la importancia de saber de toros y de encastes y en ese aspecto, son santo y seña. Además, Bilbao siempre ha tenido la particularidad de abrir el abanico de encastes. Todo se hace con mucha seriedad, van al campo, ven los toros, los repasan… El toro es parte esencial de la feria de Bilbao. Enrique Ponce hace doblete esta feria, asumiendo un año más su papel de columna vertebral del abono. Este lunes 19 matará la corrida de Garci­grande junto a El Juli y Talavante mientras que dos días después, el próximo miércoles, hará el paseíllo junto a otros dos gallos de pelea, Perera y Fortes, ante toros de Alcurrucén. Dos carteles rematados y dos ganaderías que le han ayudado mucho estos últimos años en la feria. -Matar esas dos corridas supone abrir el abanico de encastes, Núñez y Domecq, y eso es algo que Bilbao también lo agradece. Son dos ganaderías que gozan del respeto de aquella plaza y con las que yo he triunfado allí en los últimos años. El año pasado precisamente le corté las dos orejas a un toro de Garcigrande en el Aniversario. Sobre el papel estoy muy contento, con la responsabilidad de triunfar y de dar a la afición de Bilbao lo que espera de mí. EXTRACTO DE LA ENTREVISTA PUBLICADA EN EL Nº 1871 DE APLAUSOS

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando