La revolera

Escrito sobre el viento

Paco Mora
jueves 22 de agosto de 2013

Todo lo ocurrido esta tarde en Vista Alegre ha quedado escrito sobre el viento. Seis toros de El Pilar, sin… Sin bravura, sin casta, sin vida. Seis bueyes de carreta. Nuestro gozo en un pozo…

Todo lo ocurrido esta tarde en Vista Alegre ha quedado escrito sobre el viento. Seis toros de El Pilar, sin… Sin bravura, sin casta, sin vida. Seis bueyes de carreta. Nuestro gozo en un pozo. El mano a mano de la ilusión… ¡Qué pena! Una vez más se hizo patente aquello de el hombre propone, Dios dispone y llega el toro y todo lo descompone. Una corrida como para convencer a un ganadero de que se dedique a la cría del gusano de la seda. ¡Dios, qué aburrimiento! El toreo es el espectáculo más hermoso del mundo, pero también el más lábil. A la plaza hay que ir porque cuando dan las seis de la tarde uno no puede estar en otro sitio, si no es así mejor quedarse echando la siesta o irse al cine. Si salieran muchas así, habría que darle la razón al Divino Calvo cuando dijo: “No hay corrida de toros que valga lo que una buena siesta”. ¿Quién ha dicho que el toro es el cincuenta por ciento de la Fiesta? Cuando los toros se comportan como los de El Pilar de esta tarde son el cien por cien de la ruina de la Fiesta.

Con decir que lo único ovacionable de la soporífera tarde ha sido un par de banderillas de Trujillo, ya está todo dicho. Lo demás, una cruz más en el monte del olvido. Menos mal que esto no ocurre a menudo, porque sino apaga y vámonos. Y basta, que hasta yo me estoy poniendo insoportable. Suerte que mañana será otro día. Y otros toros. Y una ilusión nueva…

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