Talavante ha abierto una nueva vía para el toreo. En estos tiempos de modorra y pipas ha inventado el torero-cantaor. Y a fe que no lo hace mal. ¿Pero no le parece a Alejandro que el toreo y el cante necesitan escenarios distintos?
Talavante ha abierto una nueva vía para el toreo. En estos tiempos de modorra y pipas ha inventado el torero-cantaor. Y a fe que no lo hace mal. ¿Pero no le parece a Alejandro que el toreo y el cante necesitan escenarios distintos? Y puestos a arrancarse por peteneras a mí, la verdad sea dicha, me habría gustado más que lo hiciera con los victorinos de Madrid. Pero al fin y al cabo la guitarra es suya y puede tocarla como quiera, y en el foro prefirió dar el cante. Y si además el público de Mérida se divirtió a lo grande y él se llevo a su casa un capazo de orejas y hasta un indulto, allá cada cual con cada cuala. Claro, que corremos el riego de que haya gente que piense que si los toreros les pierden el respeto a los toros, ¿quién les va a respetar? En todo caso, si su genialidad de esta tarde en Mérida tuviera consecuencias para el extremeño, incluso poniéndose en lo peor, el toreo perdería una figura pero el cante jondo ganaría otra. No hay mal que por bien no venga. Aunque, ¿qué quieren que les diga?, en lo que a mí respecta, seguiré yendo al teatro para oír cantar a Mercé y a las plazas de toros para ver torear a Talavante. Pero yo es que lo reconozco, soy un antiguo de los que piensan que cada cosa en su sitio y Dios con todos. Hasta con los genios capaces de tomarse un toro con dos petacos a cachondeo.
