La pincelada del director

Siguen sin cuidar el granero

José Luis Benlloch
lunes 02 de diciembre de 2013

El toreo emigró a América. Diría que masivamente. En realidad el que no va es porque no puede. Con excepciones mínimas. Van los artistas, los técnicos, los valientes, …

El toreo emigró a América. Diría que masivamente. En realidad el que no va es porque no puede. Con excepciones mínimas. Van los artistas, los técnicos, los valientes, los menos valientes, los de torear mucho y los de torear poco. Es lo que toca. Y no me parece mal, sólo que periodísticamente me choca. Todo el año escuchando que la mejora artística viene por la reducción de paseíllos y el incremento de la calidad y ahora, al menor parón, así sea invernal, se impacientan, más aún, se ponen cardiacos y acaban toreando lo que no torearon por aquí. Es como si de pronto hubiesen dinamitado el argumentario de la calidad y la cantidad. Y si escuchas las quejas de los propios matadores sobre el juego que dan allí los toros, ves las fotos de los mismos y los ajustes que tienen apalabrados las figuras aún se entiende menos. O nada.

En cualquier caso se explica, no crean. El panorama nacional invita a la excursión y el toreo, que además de ser un reflejo del mismo tiene una componente importante y necesaria de economía, no escapa a la realidad del país. Así que los que pueden, y pueden los que pueden siempre, estañan allende los mares las cornadas presupuestarias de la temporada española. No es la primera vez que ocurre ni será la última. Por todo ello los artistas y sus administraciones, por la cuenta que les trae, deberían cuidar aquella despensa, pero no creo que lo hagan, en realidad no lo están haciendo. De ello me vengo quejando semana tras semana en razón de las imágenes que nos llegan, algunas de la cuales, muchas, provocan sonrojo. Lo hago con éxito cero. Ni caso, más, ni p… caso. Tampoco esperaba otra cosa, no hay peor sordo que el que no quiere oír y todos sabemos que ese tipo de sordera en el toreo es crónica de la misma forma que la visión de futuro nunca fue el fuerte de los profesionales del toreo, que a la hora de apostar eligen históricamente el cortoplacismo, forma parte de su ADN, y el que venga detrás que trote. Como sigan así no va a ser suficiente con trotar, tendrán que esprintar.

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