La Revolera

La Feria de Julio y los elementos

Paco Mora
miércoles 23 de julio de 2014

"Yo no mandé a mis barcos a luchar contra los elementos", fue la respuesta de Felipe II cuando le comunicaron que "La armada invencible" había sido destruida…

"Yo no mandé a mis barcos a luchar contra los elementos", fue la respuesta de Felipe II cuando le comunicaron que "La armada invencible" había sido destruida por la Royal Navi. Pero la Historia grande, la historia con mayúsculas, tiene demostrado que no solo la furia desatada del mar fue la causa de aquella gran derrota, como quiso dar a entender el monarca español. 

Quizás, aparte de la flota inglesa que ha dominado durante siglos todos los mares del mundo como resultado de su gran profesionalidad y experiencia de combate, nuestra natural tendencia a creernos los mejores y a dar las batallas por ganadas antes de librarlas, confiándolo todo a un pomposo Tedeum y al manto acogedor de la virgen patrona del ramo, tuvieron algo que ver en aquel histórico desastre. 

Del escaso predicamento de la Feria de Julio de Valencia en la actualidad, sí que cabe responsabilizar a determinados elementos. Como ocurre con otras ferias, la de la capital del Turia ha ido decayendo de año en año, por diversas circunstancias entre las que destacan su coincidencia con las vacaciones veraniegas que desertizan los grandes núcleos urbanos, así como el periodo de vacas flacas que padece la economía nacional. Pero el nulo interés de las figuras en apostar por una feria que fue la más importante del verano taurino -una feria que daba mucho y quitaba poco- le está dando la puntilla a la que fuera preciada joya de la corona del toreo. 

Esas figuras, con su puesta de espaldas a los acontecimientos taurinos en los que se puede visualizar con claridad hasta que punto sus  nombres son capaces de llenar los tendidos, se equivocan porque están matando la gallina de los huevos de oro. Tal parece que les importara un bledo el futuro de la Fiesta, y pensaran aquello de "para lo que me queda de estar en el convento…" 

Su actitud puede ser considerada como alta traición a la profesión que los enriquece. Pero en el pecado llevan la penitencia ya que pasarán a la historia, más que por sus faenas, por su falta de compromiso con la Fiesta de los Toros. 

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