“Gijón y Dax han sido dos golpes muy importantes, en dos días seguidos he podido mostrar al mundo la dimensión que tengo como torero y lo que soy capaz de hacer en cuanto un toro me lo permite. Disfruté mucho las dos tardes, sobre todo en Gijón donde el quinto toro de La Quinta me permitió abandonarme y sorprender al público por la profundidad de la faena. He demostrado que tengo la moneda del toreo bueno y que si no la puedo sacar más a menudo en por el tipo de corridas que mato, pero lo que llevo dentro ahí está”. Son palabras de un torero feliz, un diestro que ha sido capaz de subirse al pódium de triunfadores y de hacerse valer en plena vorágine de festejos, en pleno mes de agosto. Tres orejas en Gijón y dos en Dax le han alzado como torero a tener en consideración.
Robleño suma y sigue. No para. “En cierta medida –admite el madrileño- si me sorprende que después de tantos años haya aficionados que desconozcan lo que puedo dar de sí; pero a la vez es una satisfacción, comprobar que sigo ilusionando y que mi carrera sigue en ascensión”. El torero reflexiona: “Mantener un ritmo alto con el tipo de corridas que mato es complicado pero mi obligación es lograrlo y empujar todos los días para perseguir el triunfo. Mi inquietud artística permanece inalterable y la prueba han sido las faenas del pasado fin de semana en Gijón y en Dax”.
La temporada sigue y el examen también. A la vuelta de la esquina, Bayona. De nuevo Francia se cruza en el camino de Fernando Robleño. Torero en sazón. Y en el horizonte un deseo: Madrid. Feria de Otoño. “Mi ilusión es poder estar y méritos creo que estoy haciendo para ello. Sueño con poder estar porque Madrid es mi plaza y porque creo que estoy en un momento bueno para poder ratificar en Las Ventas todo lo que estoy consiguiendo en otras plazas. Ojalá pueda estar en Otoño”, afirma.
