La revolera

A los toros, toree quien toree

Paco Mora
miércoles 10 de septiembre de 2014

Las ansias de triunfo Filiberto le jugaron una mala pasada con los aceros, y la desgracia de que casi siempre que lo cogen los utreros lo hieren, pusieron el resto para que lo que ha debido ser para él un día triunfal se convierta en una fecha de dolor. Filiberto, quizás el novillero más puesto de la terna de la primera novillada de la Feria de Los Llanos de Albacete, ha pagado con sangre su afán de triunfo. Es verdad que sorteó el mejor lote de la tarde, pero también lo es que, con un manejo más acertado de la espada, el murciano-albaceteño podría haber saldado su comparecencia en el abono de su tierra de adopción con tres orejas, protagonizando la segunda puerta grande del serial.

Los dos novillos de Buenavista que lidió Filiberto le permitieron demostrar que se ha convertido en un novillero con grandes posibilidades de pasar, en un futuro no lejano, al escalafón de los matadores de toros. Sobre todo en su segundo, quinto de la tarde, condujo con mucho temple las embestidas del novillo de doña Clotilde, tanto con la derecha como muy especialmente con la izquierda. Quizás las ansias de triunfo le jugaron una mala pasada con los aceros, y la desgracia de que casi siempre que lo cogen los utreros lo hieren, pusieron el resto para que lo que ha debido ser para él un día triunfal se convierta en una fecha de dolor.

A Espada lo hemos encontrado en esta ocasión más apático que en otras actuaciones en otras plazas, y Álvaro Lorenzo no ha tenido opciones con su lote, dos novillos escasos de fuerza y de casta, pero ha dejado apuntes de su calidad como muletero y de su buen manejo de la capa. Con la espada ninguno de los tres ha recordado esta tarde al Martín Agüero del pasado ni al Manzanares actual.

En cuanto a los novillos de doña Clotilde, hubo de todo. Un primero escaso de fuerza y con poco empuje pero manejable, un segundo con buen son que acudió a los engaños con embestidas nobles aunque a ráfagas y un quinto que era una máquina de embestir por abajo con temple y codicia. A los otros tres, mejor dejarlos en el monte del olvido.

La asistencia de público a la novillada ha sido similar, quizás un punto menos, que en la corrida que abrió la feria y da la impresión que se va a repetir el fenómeno que hemos observado este verano en las ferias de otras poblaciones; que el público no va a los toros atraído por los nombres sino por un influjo ancestral que lo conduce cada año hacia la geografía redonda de la plaza de toros, cuando llegan los días feriados. Una cura de humildad para los toreros que creen que en estos tiempos de crisis sus nombres influyen grandemente en la taquilla.

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