DIARIO DE UN SUEÑO.- CAPITULO IV

Y llegó el día…

miércoles 24 de septiembre de 2014

Es como una hermosa contradicción: quiero que todo llegue pero que nada pase. Y en ese tránsito me entrego tan despacio como sueño hacer el toreo en Valencia.

Y llegó el día… Y en breve, la hora. Llegó el momento con el que llevo meses soñando, trabajando, cuidándome, dedicado por entero a él. No sólo yo, sino toda la gente que está a mi alrededor y que ha vivido conmigo la espera, la cuenta, la impaciencia, la ilusión y, ahora, toda la responsabilidad. No es la primera vez que toreo en Valencia ni es ésta la primera oportunidad que me dan para ganarme la siguiente. Pero sí es la más importante porque es la más inmediata, porque no tengo otra en el horizonte, porque me ha venido como recompensa a la actuación del año pasado y porque, en relación a aquella, estoy obligado a dar, no uno, sino muchos pasos más al frente. Sé que tengo que sorprender a Valencia. Impactarla. Deslumbrarla. Emocionarla y conquistarla porque de ello y de ella depende mi hoy y mi mañana.

Estos días los he dedicado a empaparme de mi tierra, de mi plaza y de mi gente. Si estar fuera la semana pasada le vino bien al torero, estar en Valencia estos días, en Catarroja, en la plaza, en mi paisaje y con quienes lo llenan, le ha servido y mucho al hombre. Porque cada día que he vuelto, mañana y tarde, al picadero que tanto sabe de cuánto me juego y de cuánto he volcado estos meses, he sentido más a flor de piel que nunca que todo ha merecido la pena. El trabajo callado, el sufrimiento y la paciencia, las preguntas sin respuestas, el horizonte tan lejano, la certeza de que Valencia volvía, ese querer devorar las hojas del calendario para que pasaran rápido, la confianza en que ésta va a ser, el entusiasmo por haber elegido ser torero… Tantas cosas que ahora cobran juntas todo su sentido máximo y que vendrán conmigo el jueves embutidas todas en el traje de torear.

Y estoy disfrutando de estas vísperas. Lo pasé muy bien el domingo en la novillada que abrió la Feria de Octubre. Me encantó estar en la Plaza y empezar a sentirla. Saber que me espera como yo la espero a ella. De alguna manera, me vi muy reflejado en los novilleros: esas ganas, esa afición, esa necesidad prendida en la mirada… Me gustó mucho Varea. Tienes unas formas extraordinarias y cualidades para tirar adelante. Después del domingo, he vuelto estas mañanas a la Plaza para entrenar. Es una forma de irme haciendo con el escenario y de calmar mis ganas de ella. Tenerla toda para mí es un lujo, un gozo, y como tal lo disfruto. Saboreo hasta sus silencios. Y, entrenando, le confieso a El Dani que me muero de ganas porque llegue ya mi día, ese 9 de octubre sobre el que ahora gira todo.

Ya es inevitable. Estoy completamente imbuido de lo que viene y de lo que me espera. Cada minuto, cada hora, cada pasaje del día los vivo en torero. Los exprimo. Los ralentizo para que no pasen… Es como una hermosa contradicción: quiero que todo llegue pero que nada pase. Y en ese tránsito me entrego tan despacio como sueño hacer el toreo en Valencia. Ya esta tarde me iré al hotel para, de alguna manera, recogerme por entero en mí mismo, en lo que siento y en lo quiero. No es aislarme ni alejarme de todo y de todos, sino justo lo contrario: es saberme todo lo cerca posible de cuanto necesito para llenarme de toreo y llegar al gran momento completamente pleno.

Y repasaré entonces cada una de las líneas que he compartido con vosotros en este diario de mi sueño. Eso me ayudará a mantener muy viva la conciencia de lo que significa estar aquí. No tengo cómo daros las gracias por el cariño con que habéis acogido esta iniciativa que ha sido posible gracias también a la generosidad de todo el equipo de Aplausos. ¡Gracias por vuestra sensibilidad, José Luis y Nacho! Ahora me toca hacer bueno todo lo que aquí he ido volcando para ponerle la guinda perfecta a este cúmulo de emociones que he pasado al papel y del papel, espero también que a vuestro corazón de aficionados.

El mío ahora sólo tiene sitio para Valencia. El lugar donde siempre empieza todo para mí. Nada acaba el día 9: todo sigue, nuevo y multiplicado espero. Y deseo volver a encontraros por aquí para compartirlo con todos vosotros. Ha llegado el día y casi la hora. Valencia ya espera y yo salgo a su encuentro. Se lo que quiero y cuál es el camino. Es el momento de ir a por ello. El diario ya está escrito. Ahora toca escribir el sueño…

ALBERTO GÓMEZ

Torero

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