La Pincelada

Temas, para gozar, temas para sufrir

José Luis Benlloch
sábado 27 de septiembre de 2014

Juli y Perera han aparecido en todos los tumultos triunfales. De norte a sur, con los buenos y con los menos buenos y hasta con los malos, a eso se le llama ahora regularidad, aunque a mí me gusta más llamarles toreros largos. Los últimos días han tenido argumentos periodísticos. Muchos y variados. A elegir. Si se quiere usted cabrear se puede quedar con las cosas de Pedro Sánchez. La que ha liado el hombre para al final dejar a todos preocupados y a nadie satisfecho. ¿Está a favor, está en contra?… ¿depende de si torea José Tomás o no como dijo uno de sus segundos?… “No lo vamos a prohibir porque nos quedaríamos sin ver a José Tomás”… en ese caso no sé qué va a pasar el día que se retire el de Galapagar. Sólo quedó claro que no tenemos suerte con los dirigentes. Ya no pedimos que sean aficionados, nos bastaría con que fuesen medianamente inteligentes o prudentes que es una de las formas de demostrar inteligencia o que se informasen o que pensasen lo que dicen antes de decir… Nada de eso sucede con el ca­ballero Sánchez, así que el estado general es de preocupación, el hombre en lo taurino acumula una barbaridad tras otra barbaridad, en cuanto asoma la lía.

Pero si prefiere quedarse con lo bueno basta con poner sobre la mesa los finales de feria de Murcia o de Albacete o la misma Salamanca o de la feria de Nimes o las cosas de Morante, el que menos necesita del toro para emocionar como quedó bien a las claras, una vez más, ahora en Logroño. Sin toro que emocionase, sin toro que empujase, en realidad sin prácticamente toro, el de La Puebla emocionó a propios y extraños hasta agotar la imaginación de muchos analistas que buscan explicaciones a Morante y su toreo sin caer en la cuenta de que eso no se explica. Sucede y ya está y si usted no es un pedrosánchez cualquiera, enhorabuena, puede hasta que llore de emoción. Una barbaridad de torero ese Morante.

Más barbaridades, Juli y Perera, que han aparecido en todos los tumultos triunfales de septiembre. De norte a sur, con los buenos y con los menos buenos y hasta con los malos, a eso se le llama ahora regularidad, y es cierto, aunque a mí me gusta más llamarles toreros largos, nada que ver con la altura física, largos en sus recursos, en su repertorio, también en su carácter y vale para señalar a los gallitos frente a los belmontes. Perera después de la ruleta rusa con el fuenteymbro de la semana anterior, toreó en Albacete un excelente toro de Daniel Ruiz con la templanza y el regusto de los elegidos, un registro nuevo que añadir a la firmeza de sus zapatillas y al mando de sus muñecas y a la resistencia de su corazón, el extremeño convirtió en caricia lo que habitualmente es látigo. Otro tanto cabría decir de El Juli, que no cesa, para el que no pasan los años, el mismo que se inventa retos en la plaza y en la calle, porque seguramente todo va de la mano.

El artículo completo, en su Revista APLAUSOS de esta semana

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