El tándem Juli-Lozano le puede dar muchos días importantes al próximo ciclo taurino. Y eso que ganaremos los aficionados. El Juli ha aprendido a valorar dónde tiene su auténtica palestra.
Sobre el futuro profesional de El Juli se había tejido una maraña de rumores que hoy han quedado disueltos como un azucarillo en un vaso de agua. Ni un año sabático en España, dedicado a la temporada americana especialmente en México, donde se le adjudicaba al de Velilla de San Antonio un apoderado mexicano, para descansar de la exigencia de la temporada española, ni ninguna otra zarandaja. Todos los dimes y diretes han caído triturados ante la noticia de que El Juli ha llegado a un acuerdo de apoderamiento con Luis Manuel Lozano.
Conociendo a El Juli, era incomprensible que su raza y espíritu de lucha pudieran tenerlo apartado de los ruedos españoles durante todo un año. La casta de Julián López Escobar le obliga a mantener y aumentar su liderazgo y para ello tiene que competir con lo más granado del toreo, con las ganaderías españolas y ante el público de España. Que es al fin y la postre donde deben ganar los entorchados de figuras quienes de veras lo son. Y está más que visto que quien fue niño prodigio y ahora es torero prodigioso, no nació para transitar por recovecos. Lo suyo es dar la cara y eso es lo que prepara para 2015: una temporada de auténtico compromiso, una temporada de consolidación definitiva.
Para ayudarle en ese empeño nadie como un hombre también joven, inteligente y con un gran bagaje como taurino de primera fila. El tándem Juli-Lozano le puede dar muchos días importantes al próximo ciclo taurino. Y eso que ganaremos los aficionados. El Juli ha aprendido a valorar dónde tiene su auténtica palestra. Le ha costado muchos disgustos pero ha sabido rectificar y convencerse de que lo que de veras le importa está en los ruedos, donde es “primus inter pares”. Y en ellos, El Juli está dispuesto a no dar un paso atrás ni para tomar impulso. Me consta.
