La Revolera

El toreo y el baile de la Yenka

Paco Mora
sábado 25 de octubre de 2014

El Consejo de Ministros último ha aprobado la ley de Salvaguarda del Patrimonio Cultural en la que va envuelto el toreo. Una vez más la ralea política trata de utilizar el toreo como argumento para tapar sus vergüenzas. Pero cada día le resulta más difícil engañarnos.

El Consejo de Ministros último ha aprobado la ley de Salvaguarda del Patrimonio Cultural en la que va envuelto el toreo. La partida iniciada por Rubalcaba para ver si rascaba algunos votos de los entonces crédulos aficionados, ahora (tras un largo interregno de ominoso silencio) la continúa el ministro Wertpara tratar de hacerse notar en el magma de mediocridad en el que se encuentra instalado como uno de los más genuinos calientasillones del Gobierno-Rajoy. Una vez más la ralea política trata de utilizar el toreo como argumento para tapar sus vergüenzas. Pero cada día le resulta más difícil engañarnos. Que seamos gente pacífica y poco dada a la protesta callejera no les debe dar pie para creer que somos tontos de baba. No obstante, abrámosle a Wert un margen de confianza, porque al menos nos va a dar la ocasión de comprobar por enésima vez hasta dónde son capaces de llegar los chamarileros de nuestra triste realidad política, en su desprecio y falta de respeto a la Fiesta de los Toros.

Ahora la Ley tiene que ir al Parlamento para cumplimentar el trámite de su aprobación, en el que ya sabemos que el sucesor del “divino calvo”, heredero a su vez del no menos divino Zapatero, la estará esperando para interpretar el rigodón de su peculiar estilo de hacer política. Un paso adelante, otro para atrás, que si que no, que a la Parrala le gusta el vino, nada por aquí nada por allá, donde dije digo, digo Diego y a otra cosa mariposa. Hablo del señor Sánchez; ese que nadie verá nunca jamás sentado en el tendido de una plaza de toros. Producto descafeinado, inodoro, insaboro e insípido que si no existiera habría que inventarlo, para que quedara constancia de cómo no debe ser un político que aspira a gobernarnos algún día. Dios no lo permita, porque los aficionados a los toros no hemos hecho nada que merezca tal castigo.

En fin, una vez más van a jugar a la pelota con una de nuestras más genuinas señas de identidad. Eso sí, reconociendo que forma parte de nuestra cultura. Pese a lo cual, lo único que están dispuestos a hacer por ella es utilizarla como arma arrojadiza en sus tabernarias peleas en pos de conseguir algún día sacrificarse por la patria, manejando el presupuesto a su antojo y conveniencia. ¿Qué tengo poca confianza en lo que puedan hacer unos y otros con la pobre Fiesta en la Carrera de San Jerónimo? Poca no… ¡Ninguna!

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando