La crónica de Benlloch en Las Provincias

Y el toreo se hizo lujo

José Luis Benlloch
domingo 22 de marzo de 2015

Solo por lo de Varea hubiese valido la pena la entrada, la tarde y hasta la feria pero hubo más cosas buenas o muy buenas aunque no llegasen a lo extraordinario. Los novillos de El Parralejo mismamente. De pronto el toreo se hizo lujo universal. Fue como un alumbramiento. Todos lo entendieron y clamaron ovaciones y loas a los cielos. Nadie se iba de la plaza, nadie daba crédito, fue como un reencuentro con el toreo eterno. Lo que hace años que no se conocía en obra de un novillero. El milagro lo obró Varea desde las normas más clásicas: elegancia en las formas, mucho fondo en los argumentos, largura en los trazos, creatividad en los remates, parsimonia en sus movimientos, distinción y un fondo de valor importante porque esas cosas se hacen desde el valor o no salen. Con todo eso en liza, entenderán que se llenase la plaza de torería. Sucedió en el novillo que cerraba feria, gran novillo, al que especialmente sobre la diestra toreó el de Almassora con una velocidad menos, al ralentí, acompañando hasta el final cada muletazo, con la cintura rota, sin crispaciones, sin toques, improvisando en los remates hasta redondear una obra que fue a más y a más hasta la rubrica final de la estocada.

Ya en su primero había toreado Varea con el capote con una dimensión desconocida en los últimos tiempos, con aires rondeños, con empaque, la pierna adelante, vuelo suave en las telas rosa, zapatillas asentadas, lances ganadores abrochados con media de las de ahí queda eso. Fue el primer aviso de una actuación que se va a recordar mucho tiempo. Ya en ese novillo dio muestras del toreo que trae y con ser importante lo que hizo, tanto o más es lo que no hizo, ni un pisotón, ni una brusquedad, ni una ventaja, asín que el novillero parecía un torero hecho y derecho.

Solo por lo de Varea hubiese valido la pena la entrada, la tarde y hasta la feria pero hubo más cosas buenas o muy buenas aunque no llegasen a lo extraordinario. Los novillos de El Parralejo mismamente. Excelente la presentación, un lote para una novillada de lujo, nobleza y calidad a raudales. Me quedo con el primero, cuarto y sexto, lamenté que se lastimase el segundo que había hecho una aparición deslumbrante queriéndose comer el mundo, le faltó continuidad al sobrero, se apagó en exceso el tercero y volvió a subir el listón de la buena clase con el cuajado quinto.

Jorge Expósito tuvo un lote excelente al que opuso ilusión y ganas y especialmente a su segundo lo toreó francamente bien, con largura, con temple, como no se le había visto en esta plaza. No cortó oreja en ninguno de los dos porque las armas toricidas le jugaron una mala pasada pero firmó pasajes de buen toreo. Ginés Marín traía cartel de figura novilleril y lo hizo bueno, tiene trazas de buen torero. Se le vislumbran cosas importantes, facilidad, gusto y oficio. Sus faenas no llegaron a redondearse pero quedó claro que lo puede hacer en cualquier momento. Hasta que arrastraron el sexto su pulso directo con Varea lo llevaba equilibrado, al final la tarde fue para el de Castellón pero esto no ha hecho más que comenzar e ilusiona mucho.

CRÓNICA PUBLICADA EN EL PERIÓDICO LAS PROVINCIAS

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