La revolera

La culpa fue de la lluvia

Paco Mora
miércoles 15 de abril de 2015

El agua tuvo la culpa de que el cemento fuera el protagonista de la primera de Abril, ¿verdad usted? Vamos a no marear la perdiz, porque con carteles así no va la gente ni en Las Peñas de San Pedro.

La lluvia ha tenido la culpa de que el cemento haya sido el protagonista de la primera de la Feria de Abril de hogaño. ¿Verdad usted? Siempre tiene que haber chiquillos que lo paguen. Vamos a no marear la perdiz, porque con carteles así no va la gente ni en Las Peñas de San Pedro, por mencionar a un dignísimo pueblo en el que solo se dan toros muy de tarde en tarde. Pero además, ocurre que la lluvia sevillana de esta tarde ha sido un leve “sirimiri” al comienzo, que no vale como pretexto y que solo ha influido en la corrida en lo que afecta al callejón, haciéndolo tan intransitable como una trinchera de la batalla de las Ardenas de la Primera Gran Guerra. ¡Pero ojo! A la niña bonita de los pétreos maestrantes ni tocarla, aunque el callejón parezca un arrozal cuando caen cuatro gotas, y a los que tienen que trabajar en él les llegue el barro a las espinillas. Para caballeros tan principales, la tradición es la tradición y mientras no sean ellos quienes se hundan en el barro, san joderse tenía un pito.

El cartel de la primera de la Feria de Abril de este año era más bien flojito, pero los toros de Muñoz procedentes de lo de Colón de Carvajal han cumplido como buenos. Con sus dificultades algunos de ellos, pero bravos todos y un par con las orejas colgando. El mexicano Adame ha aprovechado un jabonero de cortijo toreándolo con seriedad, compromiso y sobre todo por el lado izquierdo de lujo, pero a Oliva Soto se le ha ido uno de escándalo hasta que sus errores de colocación lo han hecho intransitable.

Pero en su descargo y en el del bíblico Esaú, hay que decir que al toro bravo de verdad hay que medirlo muy bien, darle su sitio sin permitirse una duda y apostar fuerte por él. Y eso solo está al alcance de los toreros que llegan a la plaza del Baratillo, además de puestos muy dispuestos. Si no se cumplen esas dos condiciones, la oportunidad suele pasar de largo salvo milagrera intervención de la Macarena de Sevilla. Y tampoco le podemos pedir horas extraordinarias…

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