El palco, por Rafael Comino Delgado
(Foto: Fran Jiménez)(Foto: Fran Jiménez)

La verdad de Jiménez Fortes

Rafael Comino Delgado
miércoles 20 de mayo de 2015

El malagueño se coloca en un lugar donde el toro no tiene más remedio que embestir, pero claro unas veces le embiste a la muleta y otras a él, que allí permanece impertérrito, como si una cogida fuera algo sin importancia. Me recuerda a José Tomás cuando empezaba a sonar como torero importante.
Vengo siguiendo a Saúl Jiménez Fortes desde que empezó sin caballos y no descubro nada nuevo si digo que torea muy bien y tiene un valor fuera de lo común, es decir, descomunal. Anda en la cara de toro con una serenidad, al menos aparente, pasmosa, como si estuviera dando un paseo por la playa de su tierra malagueña.

A lo que vamos; para mí el toreo de Jiménez Fortes tiene muchísima verdad, no hay el más mínimo atisbo de tomar ventaja frente al toro; su colocación, su quietud, cómo le pone capote y muleta, los toques, todo. Se coloca en un lugar donde el toro no tiene más remedio que embestir, pero claro unas veces le embiste a la muleta y otras a él, que allí permanece impertérrito, como si una cogida fuera algo sin importancia.

No pretendo establecer comparaciones pero recuerdo que cuando José Tomás empezaba a sonar como torero importante decíamos que tenía muchísima verdad, que poniéndose en el sitio en el que se ponía el toro no tenía más remedio que embestir, y por eso le cogían tanto, de hecho salía a voltereta por tarde cuando no a varias volteretas por tarde. Eso, además de torear muy bien, le encumbró a figurón del toreo.

Sin embargo, ahora, al menos para mí, Jiménez Fortes está haciendo lo mismo, además de también torear muy bien, pero que muy bien, con gran profundidad y hondura, sin embargo no se le da la importancia que tiene. Es cierto que alguna vez lo ha cogido por un descuido, pero la mayoría de las veces ha sido porque en ese sitio y con esa verdad los toros cogen al que se ponga. La faena que hizo el pasado día 14 de mayo en Madrid a su primer toro, en medio de un vendaval, no creo haya muchos capaces de hacerla, por el tremendo riesgo que tuvo, quedándose allí para ligar mientras el viento movía la muleta y él firme, sin mover los pies un milímetro. Las escalofriantes bernadinas finales pusieron la plaza en pie, pero es que antes había toreado con derecha e izquierda obligando al toro por abajo y llevándolo largo sin estar de verdad metido en la muleta. Se percibía que en cualquier momento podía llevárselo por delante, porque el toro soltaba la cara con gran peligro. Tiempo hacía que no veía torear con tanta verdad; menos mal que fue en Madrid y gran parte del público comprendió lo que estaba haciendo, y que puedo verse en televisión. Pero es que eso mismo se lo he visto hacer en plazas de tercera, donde, aun cortando orejas, pasa desapercibido. Personalmente no le conozco lo suficiente como para emitir un juicio, pero tras oír el brindis que hizo a David Mora pienso que su autenticidad como persona es similar a la de su toreo.

Probablemente cuando lean este artículo algunos dirán: ¡qué barbaridad, compararle con José Tomás! ¿Pero qué ha hecho éste en el Toreo para compararle al Dios? A esos yo les digo, ¡tranquilos, no se enerven, cálmense! pues no le estoy comparando a José Tomás, estoy simplemente diciendo que José Tomás hacía lo mismo en sus primeros años, lo que le llevó al trono donde hoy está, con todo merecimiento. Es mi opinión, naturalmente respetando a las demás, pero démosle tiempo al tiempo.

Y a los empresarios les digo: ¡échenle cuentas a Jiménez Fortes y denle corridas en las que pueda mostrar su toreo en plenitud, que muy pronto él se lo devolverá con creces porque les va a llenar las plazas. ¡Dios quiera que pronto vuelva a torear!

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