La revolera

Romance de valentía

Paco Mora
domingo 24 de mayo de 2015

Tenía razón José Luis Segura; en López Simón hay un torero de una pieza. Por segunda vez en pocos días ha demostrado que cuando un torero sale dispuesto a dejar la vida en el empeño no hay quien le pare.
López Simón ha saltado la trinchera sin casco, a pecho descubierto y como única coraza un corazón de acero. Tenía razón José Luis Segura; ahí hay un torero de una pieza. Por segunda vez en pocos días ha demostrado que cuando un torero sale dispuesto a dejar la vida en el empeño no hay quien le pare. Que aquí no hay postergados; que quien tiene la moneda tarde o temprano la cambia, si está dispuesto a pagar el precio. Y López Simón ha salido esta tarde al ruedo de Las Ventas decidido a dejarse la vida en él. Hay dos puertas que un torero puede atravesar con honor y así como en la corrida anterior en la que ya dio un aldabonazo, echando el órdago sobre el ruedo, le tocó salir por la de la enfermería con dos orejas en el esportón, esta vez ha forzado la que da a la Calle de Alcalá allí donde la canción dice que “la florista viene y va”.

Este quiere ser figura de verdad y si Dios quiere, y los toros lo respetan durante el tiempo necesario para que las empresas la abran la puerta de los despachos, lo va a conseguir. Con actitudes como las del joven matador de toros no valen coplas ni romances. Cuando un torero se la juega de esa manera, el resultado es sí o sí. Y eso merece todo el respeto del mundo. Porque además los toros de mi paisano y amigo Daniel Martínez, a los que les arrancó por bemoles una oreja a cada uno, no eran precisamente peritas en dulce. Hoy se ha confirmado en Madrid el nacimiento de un torero imparable. Bienvenido sea el retorno de la emoción del romance de valentía a la Fiesta. Una Fiesta que tiene muchas verdades pero como esa ninguna.

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