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Por Carlos Ruiz VillasusoPor Carlos Ruiz Villasuso

Qué malos sois, ganaderos

Carlos Ruiz Villasuso
domingo 19 de julio de 2015

En vosotros está la potestad para lograr que la estética respalde la ética del toreo. Jamás lo habéis logrado porque os basta con malvender una corrida y poneros un pañuelo rojo al cuello

El encierro es una leyenda multitudinaria y visual de cita anual. Un espectáculo de la tele para la tele, una demostración estética televisiva que ampara, protege, multiplica y protege al encierro hacia dimensiones éticas y morales positivas internacionales. La leyenda, ganaderos, no importa tanto cómo sea sino cómo se narra, cómo se cuenta. La ética o moral, ganaderos, no es tanto lo que es sino por cómo se transmite. Y el encierro, dos minutos de carrera, ha logrado un espaldarazo positivo para los mensajes de valor, de superación, de riesgo, de tradición. Valores coincidentes con las corridas de toros que, sin embargo, no se proyectan al mundo de forma tan multitudinaria y positiva.

Me pregunto, ganaderos, por qué en tantas décadas no habéis usado ese río de comunicación positiva para la Tauromaquia. Por qué no han impuesto normas y contenidos audiovisuales en esta multitudinaria y continuada comunicación internacional positiva. Por qué no hay una sola imagen del campo, de la dehesa, de su ecología, de sus tradiciones, su economía, su medio ambiente, su ecosistema, en el programa de los encierros. Os pregunto, ganaderos, qué visión de la Tauromaquia, de su comunicación, tenéis. Porque habéis perdido la oportunidad de imponer en buena lid y con la fuerza y el peso de vuestro toro, aquello que habría sido la gran comunicación internacional de la Tauromaquia.

Ganaderos. Vendéis vuestro toro. Ahí termina vuestro objetivo. Una firma de un contrato donde el toro que es vuestro y es de todos, porque pertenece a las generaciones anteriores de ganaderos anteriores, a la historia colectiva de la Tauromaquia, a los muertos y vivos del toreo, se malvende. Porque no se narra la Tauromaquia sino un traslado de toros. ¿Criáis al toro para su traslado, ganaderos, o para ser toreado? ¿Por qué permitís entonces que se cercene, se omita, se oculte de forma interesada y vergonzante el toreo en sí? Mal vendéis porque ni siquiera participáis de los réditos económicos millonarios que genera vuestro toro. Soy unos pésimos vendedores. Y unos grandes ejercitantes de la lágrima estéril y el llanto de plañidera. Lo digo con respeto, pero lo digo con convencimiento. No quiero quedar bien con vosotros, quiero quedar bien con el toro y el toreo. Sois unos pésimos gestores de vuestro/nuestro toro.

En vosotros está la potestad para marcar pautas, contenidos, mensajes, narrativas, hacer uso de la tele, lograr que la estética respalde la ética del toreo hacia millones de personas en todo el mundo. Jamás lo habéis logrado porque os basta con malvender una corrida y poneros un pañuelo rojo al cuello. Si vosotros quisierais, seríais el Hemingway de la Tauromaquia porque el toro es vuestro. Y sin toro no hay nada. Y sabéis que antes y después de Pamplona está vuestro presente, pasado y futuro. En el toreo. Preguntaos de forma honesta, de la forma más sensata y honrada posible, lo siguiente: dónde estaría colocado el toreo si hubierais usado la imagen internacional, la narrativa impecable visual y de mensaje positivo de los encierros, para lanzar al mundo la bondad legendaria de la Tauromaquia.

Responded a esa pregunta y quizá ahí encontraréis la respuesta a vuestra desunión, a vuestra pequeñez. Respuestas al porqué del tamaño estrecho de vuestra dimensión social, la dimensión social estrecha de la Tauromaquia que, anualmente y por décadas, es superada estéticamente, moralmente y económicamente por un traslado de toros de dos minutos de duración. Pero el año que viene, seguiréis en el mismo lugar. Se os paró el reloj, amigos. Qué pena ¿no?

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