Que nadie lo critique por no haber levantado un dedo en España en favor de la Fiesta, asediada por el antitaurinismo militante pagado por la banca internacional, porque la guitarra es suya y la toca como quiere y cuando le viene en gana. ¡Faltaría más!
Se veía venir. José Tomas ha elegido la Monumental de México como escenario para su enésima reaparición. El acontecimiento, según comunica la empresa de la primera plaza del mundo, en lo que a aforo se refiere, tendrá lugar el 31 de enero de 2016. Pónganse en marcha periódicos y demás medios de comunicación, para cantarle loas y alabanzas al heroico gesto del diestro de Galapagar. Y que nadie lo critique por no haber levantado un dedo en España en favor de la Fiesta, asediada por el antitaurinismo militante pagado por la banca internacional, porque la guitarra es suya y la toca como quiere y cuando le viene en gana. ¡Faltaría más!
Que aguanten los que llevan sobre sus espaldas la responsabilidad de la supervivencia del toreo y el ninguneo de los medios generalistas, así como los romances de valentía que a toro apuntillado montan los espontáneos extranjeros, que vienen bien pagados a nuestro país con la misión especial de insultarnos a toreros y espectadores llamándonos asesinos, retrógrados y otras lindezas. Y la afición española que se jorobe, sufriendo los saraos a las puertas de las Plazas de Toros. José Tomas no está para eso, él vive su peripecia profesional en un plano superior donde no le alcanzan esas pequeñeces. Lo suyo es hacer Historia. Y para eso nada mejor que enfrentarse a los terroríficos toros que sueltan en el embudo de Insurgentes.
Y llenará la plaza y se llevara el manso. Y hasta el cencerro. Y dirá con toda razón: “Ladran, luego cabalgamos”. Que Dios le de suerte. Mientras, Fortes, Rivera Ordóñez, David Mora y tantos otros pagan con sangre su respeto a la profesión que libremente eligieron. Pero no todos los toreros entienden su compromiso con la Fiesta de la misma manera.
