Enrique Ponce aseguró a la muerte de su primero a los micrófonos de nuestros compañeros de Movistar Plus Toros: “He estado muy a gusto, ha sido una faena importante, la gente estaba en contra del toro y le he dado la vuelta a la tortilla toreando bien, despacio, templado… muy abandonado y muy sentido todo. Es una pena que lo haya pinchado pero no me ha ayudado a matar. Torear un toro así, con esa seriedad y tan despacio es muy bonito, ha habido momentos que me he dormido, en los que he soñado el toreo. Faena de clase absoluta, con cambios de mano, la torería, despaciosidad, cadencia… que ha tapado mucho la técnica, que también la ha habido”.
Tras pasaportar a su endeble segundo, el torero de Chiva se mostró contrariado: “Era toro para devolverlo a los corrales. Se veía que era imposible remontar, la gente lo estaba viendo y no lo quería. No daba ninguna opción y se veía desde que salió. El presidente no lo ha visto así, quizá confiaba en que soy un torero que hago a los toros, pero con éste no se podía”.
Morante de la Puebla se mostró muy sincero tras abreviar con su primero: “El toro escarbaba y eso te da inseguridad porque no le ves la cara y tiene reacciones que no te esperas. He tomado precauciones, la verdad, porque el toro merecía tomarlas. A veces tenía cosas interesantes que te podían ilusionar, pero enseguida se descomponía y el instinto de conservación sale a flor de piel. No me he entendido con él porque no me miraba”. Morante fue abroncado en su segundo, un toro sin opciones: “Era un toro muy alto y destartalado, siempre mirando por encima del hombro y así es muy complicado. Andarín, sin tener prontitud que es con lo que se puede birlar al toro… Es un tipo de toro que por tener el hierro de Juan Pedro, el público lo ve facilón pero no es fácil estar delante de ellos porque embisten muy despacio y es complicado”.
José María Manzanares confesba a la muerte del tercero: “Ha faltado continuidad, no podía ligarle los pases porque se me caía o frenaba, tenía que ser de uno en uno, a media altura y tocarlo porque por el pitón derecho se venía hacia mí. Le ha faltado transmisión. A su altura protestaba menos pero con toques fuertes sí protestaba. Si le hubiera dejado la muleta en la cara para tirar de él, hubiese llegado más arriba, pero no podía”.
Luego, tras cortar la oreja del sexto, comentó acerca de su antagonista: “El toro se ha movido y ha permitido ligarle más, estaba temblando desde la primera tanda y los muletazos eran ayudándole para que cogiera aire y se viniera arriba. Tenía que llevarlo a media altura y si le bajaba la mano protestaba, pero al menos se ha movido más”.
