La Pincelada del Director

Locos -y peligrosos- por la visibilidad

José Luis Benlloch
martes 13 de octubre de 2015

Gentes que parecen no existir se suben el machito del animalismo o se alistan en la lucha anti e ipso facto tienen su ventana en la gloria mediática que no habían soñado ni mucho menos merecido.

La semana pasada transcurrió entre sobresaltos políticos y rebuscadas desafecciones taurinas que se aproximan ya al delírium trémens. Preocupante teniendo en cuenta los cargos de responsabilidad y gestión política que ocupan. De otra forma sería cómico, pero así es un despropósito continuado. Los hay de todos los colores. Desde la postura del PSOE en Baleares de sumarse abiertamente a los abolicionistas en una deriva impensable de un partido que siempre predicó el respeto y contó con tan buenos aficionados entre sus grandes próceres, a la prohibición de la Ada esa dels collons en Barcelona para que no se viese a Morante convocar a los aficionados al áplec taurí de Saragossa dicho en catalán, pasando por la nota de Compromís en El Puig pidiendo disculpas porque en su pueblo se hayan dado dos novilladas con el beneplácito de la alcaldesa que es del PSOE, todo hay que decirlo y… algo más que se me escapará. Ese es el resumen del delirio de esta semana. Se han aprendido la trocha y no paran como los borricos. Algún día acabará la trocha, llegarán a una barranquera y se despeñarán. Ya tardan.

Todo porque los toros son una herramienta para favorecer la visibilidad de máximo efecto. Su magia, ese no sé qué que les hace apasionantes, su singularidad, su mismo arraigo, la misma dejadez de los aficionados con intereses muy atomizados que hacen muy fácil, digamos que también muy barata la agresión y la injuria, los han convertido en la mejor arma para favorecer la falta de visibilidad de los políticos mediocres. Gentes que parecen no existir se suben el machito de un falso animalismo o se alistan en la lucha anti e ipso facto tienen su ventana en la gloria mediática que no habían soñado ni mucho menos merecido. Así que lo hacen sin pudor y con la máxima colaboración periodística, matiz que lo hace más doloroso si cabe.

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