ENCUENTROS DE BENLLOCH CON... RAMÓN VALENCIA (III)

“El orden de contratación lo marca el espíritu de Sevilla, que no tiene nada que ver con las estadísticas”

"En ese tema hay dos por delante, Morante y Manzanares, en eso no hay duda, luego los demás te los puedes imaginar"
José Luis Benlloch
jueves 19 de noviembre de 2015

“Mi postura es entrar en la normalidad, coger la pala y echar tierra al asunto” (Entrevista a Ramón Valencia, 1ª parte)

“La voluntad de Morante es torear cinco tardes y le hemos dicho que sí” (Entrevista a Ramón Valencia, 2ª parte)

ACUERDOS HISTÓRICOS

La charla por un momento se desvía a terrenos anecdóticos. Le pregunto por el torero al que más tiempo tuvo que dedicar para contratarle y me contesta pronto que José Tomás. En el año 2002, recuerda que anduvieron dos meses de negociaciones, con siete u ocho reuniones de por medio. A una media de tres o cuatro horas… hay que convenir que el trato fue largo. Una de las veces quedaron en Madrid, en el restaurante del AVE, llegaron sobre las once y estuvieron charlando hasta las seis de la tarde que se levantaron de la mesa para coger de nuevo el AVE sin que en ningún momento llegasen a hablar de toros, supongo que en un pulso de a ver quién se rompía primero, estrategia de negociadores.

-¿Estrategia dices?… bueno, pue­­de ser que fuese eso, el caso es que no hablamos nada de toros, pero como Martín Arranz es un buen conversador se llevó bien. Lo mejor es que al final hubo acuerdo.

-¿Y el más rápido?

-Hubo muchos muy rápidos. Tie­ne su motivo. Nosotros hacíamos nues­tra feria, la que nos gustaba, ahora la tendré que hacer yo sólo, y la plasmábamos en una cuadrícula sa­biendo a la vez los gustos y las circunstancias de cada matador e íbamos negociando, de tal manera que ofrecíamos lo que sabíamos que po­día interesarles. Nunca ofrecí lo que de principio sabía que no me iban a admitir de ninguna de las maneras. De esa forma hubo casos en los que la negociación duró cinco minutos. Tantas corridas te tengo, ganadería esta y aquella otra, estos compañeros… y cuando acababas de exponerle el plan te decían eso es lo que te iba a pedir.

-Dicho así parece sencillo.

-Otras veces hemos tenido sus más y sus menos y no ha sido tan sencillo.

-Y entonces teníais que cambiar la cuadrícula.

-Hasta cinco o seis veces hemos llegado a hacerlo en alguna ocasión. También ha sucedido que algún apoderado llegó mostrando las quejas de su matador por haberle llamado el cuarto o el quinto, porque nosotros, como bien sabes, trabajamos así, hasta que no hemos cerrado el primero no negociamos con el segundo y después con el tercero… que creo que es como debe ser. Y después de escucharle las quejas, le explicaba las corridas que le habíamos dejado, los compañeros, los días y se solucionaba todo.

-Uno de los acuerdos que se adivinaban complicados, recuerdo, fue la contratación de Morante el año que le apoderó Paula y luego todo salió bien.

-Fue genial. Fuimos a cenar. Le ofre­cimos las cuatro corridas que le te­nía­mos reservadas. Le gustaron. Co­menzamos a nombrarles los compañeros posibles porque todavía no ha­bíamos hablado con nadie y contestó rápido: “De compañeros no quiero saber. Morante y dos más está bien”. Luego nos pusimos a hablar de dinero, le dijimos que no era buen mo­mento y contestó con su simpatía habitual “Me tenéis que subir algo, por lo menos el PVC” y no hubo ma­yor problema, se le subió el IPC y no re­cuerdo si algo más incluso.

-¿Si te pregunto el orden de contratación de este año me lo dices?

-En esa cuestión manda Sevilla, hay que entender por encima de todo el espíritu de Sevilla que no tiene nada que ver con las estadísticas. Aquí hay dos figuras que son Mo­ran­te y Manzanares, eso no hay duda. Lo de Morante no hace falta explicarlo y Manzanares porque es como si fuese de Sevilla y porque se ha portado estupendamente con nosotros y nosotros con él, como ha reconocido. El orden es ese. Los demás te los puedes imaginar.

-¿Quién fue al que más le pagaste nunca?

-Di que hubo más de uno.

-Fueron los más rentables.

-Si tenemos en cuenta el abono y la influencia que ejercieron sobre él, sí. Si hubiese sido una feria de dos o tres corridas con las figuras que todos tenemos en la cabeza, aun llenando la plaza hubiese sido ruinoso.

-Entiendo. ¿Sigue siendo así?

-Eso fue así hasta 2008. En la temporada siguiente, aun viniendo todas las figuras, con siete u ocho fes­tejos muy potentes, el abono co­menzó a bajar. Yo lo achaco a la crisis general. Venían todos y bajaba el abono un diez por ciento todos los años. Es más, el año que más bajó no fue el año que no vinieron los cinco, bajó más el anterior con todos en el cartel. Es el peso de la economía, la gente no tiene dinero para gastar y los toros son un es­pec­táculo caro.

Una pausa y continúa.

-Estamos en una ciudad con un treinta y cinco por ciento de paro, en una región que sufre especialmente esa coyuntura y en una situación general en todo el país que todos conocemos y sufrimos que no es buena. Eso con una lista de abonados con muchos forasteros se hace sentir.

NOS QUEDA MUCHO TIEMPO AQUÍ

-El argumento de la crisis general invita a pensar en la necesidad de bajar los precios de las localidades.

-Esta es una plaza que tiene un 21 por ciento de IVA y un 25,56 por ciento de canon de arrendamiento, eso quiere decir en números redondos que la mitad de la taquilla desaparece antes de comenzar a liquidar los gastos de una corrida. Tú cuentas sólo con la mitad del aforo para cubrir un festejo teniendo en cuenta además que abrir la plaza en una corrida de toros ya vale setenta mil euros o más. Con esos condicionantes queda muy poco para hacer frente a los gastos propiamente taurinos. Así que es imposible bajar las entradas. No le vas a decir a nadie que se baje el sueldo para bajar las entradas.

-No vislumbras un rebaje en esos costos iniciales.

-Si te dijera que rezo todos los días para que sucediese te mentiría, pero que de vez en cuando rezo sí es verdad. Con la Administración ya sa­bes lo que está ocurriendo. No en­tien­do ese IVA con los temas culturales pero está ahí. Y el contrato con la Maestranza está firmado desde 1932 y no creo que… Mira, quien sufre esas circunstancias es la ciudad, es la composición de los carteles porque la empresa al final de todo tiene que defenderse, no digo ganar dinero, digo defenderse y claro…

-La gran pregunta que se hacen los aficionados, curiosidad más o menos in­te­re­sada, también morbosa, después de ochenta y dos años de Pagés al frente de la Maestranza, es cuándo acaba vuestro contrato.

-Quedan muchos años.

-Se hablaba de generaciones.

-Hay una ley de arrendamientos ur­banos de por medio, había una supuesta fecha de caducidad que no era tal y como te digo quedan muchos años, todavía se me caerá mucho pelo aquí.

-¿Cuál es el momento en que más se sufre, acaso cuando se mira la taquilla?

-No, no. A la taquilla se le sufre si acaso en la soledad del despacho, cuando ves las cuentas. Yo sufro más en el callejón… cuando un es­pec­táculo muy glamuroso que has preparado con gran esmero no sale bien. Eso entristece al público y a mí también. Mucho.

-¿Cómo llevas las críticas?

-Pues… las llevo bien. También te he de decir que no lo leo todo, más bien leo poco. Durante la feria almaceno la información y la leo después. Ese mes de feria es de mucho estrés y prefiero abstraerme un poco. Creo que tengo la fuerza necesaria para aguantar pero por si acaso, no quiero que nada me condicione. Prefiero se­guir mi camino. Al finalizar me su­ben los recortes, lo veo, lo analizo y decido.

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