ENCUENTROS DE BENLLOCH CON... RAMÓN VALENCIA (y IV)

“Me quiero abrir más al mundo del toro. Al apoderamiento y a otras plazas”

"Éramos una empresa limpia, la más, pero eso suponía estar fuera de mercado y en desventaja con otros compañeros"
José Luis Benlloch
jueves 19 de noviembre de 2015

“Mi postura es entrar en la normalidad, coger la pala y echar tierra al asunto” (Entrevista a Ramón Valencia, 1ª parte)

“La voluntad de Morante es torear cinco tardes y le hemos dicho que sí” (Entrevista a Ramón Valencia, 2ª parte)

“El orden de contratación lo marca el espíritu de Sevilla, que no tiene nada que ver con las estadísticas” (Entrevista a Ramón Valencia, 3ª parte)

LA APERTURA COMO OBJETIVO

-Comienza una nueva etapa. ¿Es ruptura, es evolución, es continuación…?

-No es fácil contestarte. Es una nue­va etapa porque antes estaba Eduar­do y ahora estoy yo solo y si uno está solo siempre le da una im­pronta más propia. Ten en cuenta que con Eduardo no siempre estábamos de acuerdo y unas veces vencía su criterio y otras el mío. Ahora el error o el acierto será sólo cosa mía.

-Hablemos de nuevos planteamientos.

-Me quiero abrir más al mundo del toro. Antes considerábamos que ser empresa pura lo valoraba mucha gente, sobre todo las figuras, y que eso contaba. Éramos una empresa limpia, la más, no éramos ganaderos, no llevábamos toreros pero me he dado cuenta que es un error porque estábamos luchando en desventaja. Está­bamos fuera de mercado, mis com­pañeros trabajan con muchos más palillos que nosotros. Pen­sá­ba­mos, por ejemplo, que el apoderamiento condicionaba, implicaba cam­­bios de toreros y lo desestimamos.

-¿Y ahora no sucede así?

-Llevar a una figura no condiciona.

-¿Roca lo es?

-Yo creo que Roca lo va a ser. Incluso creo que dirigir su carrera va a favorecer la gestión de la plaza. Y además supone respaldar la aparición de un nuevo valor que es algo que entra en lo que son los intereses generales del toreo. Ese es otro reto y otra ilusión.

-¿Qué le viste a Roca Rey?

-Lo vi el primer día y llamé a Cam­puzano para proponerle mi plan. Es inteligente, piensa, se arrima de verdad, es distinto, resuelve… ahora la tarea es conseguir que lo conozca el público porque el aficionado ya lo está conociendo, ya lo tiene en sus preferencias, pero siempre he dicho que grandes toreros para los aficionados afortunadamente hay muchos pero ahora necesitamos toreros que lleguen al gran público y eso es una labor paralela a sus éxitos que hay que hacer.

-No basta sólo con triunfar, entiendo.

-El mundo está así, además de torear bien hay que darse a conocer. Hay grandes toreros, muchos, que sólo torean una docena de corridas o menos, es una pena pero es que para torear hay que cubrir las plazas y eso se consigue yendo más allá del aficionado.

-¿La apertura al mercado a la que te refieres se acaba en ese apoderamiento?

-No tiene por qué. También me gustaría abrirme a otras plazas.

-Nombres, preferencias.

-Valencia es una plaza que siempre me gustó mucho. Tuvimos una reu­nión con el Diputado al que le co­men­tamos lo que pensábamos que de­bía ser el pliego, no nos pareció que fuese receptivo y decidimos no comparecer. Luego parece que lo com­prendieron y sacaron un pliego muy razonable por el que sí hu­bié­semos concursado. Ahora está un compañero y amigo al que respetamos pero eso no quita para que no vayamos a por otras plazas.

-Ni que no la tengas en la cabeza.

-Claro.

-Has hecho distinción entre el público y el aficionado. Los aficionados se quejan de estar olvidados, en muchas ocasiones con razón, pero también creo que en ocasiones desde dentro olvidamos o despreciamos al público, que no les hacemos sentirse cómodos.

-Los dos casos han sucedido en muchas ocasiones. En el toro el más exigente es el aficionado. Es también el más fiel, va a todas, se saca el abono y por tanto tiene derecho a ser el más exigente. El público va al cartel que le gusta, al más rematado o al de más glamur y si no le gusta no acude, así que tenemos que tenerle en cuenta porque la Fiesta es un espectáculo caro, de costos altos y necesitamos al público. Hay que buscar que nadie tenga queja.

CUIDAR EL FUTURO

-Hablemos del futuro de la Fiesta que tan comprometido parece estar.

-El discurso sobre la decadencia de la Fiesta y la contestación de algunos sectores ha existido siempre aunque lo cierto es que no con la virulencia actual. Eso es algo desconocido y su goteo permanente hace daño. Además se ha mezclado con intereses políticos y todo se complica. No se pueden aceptar las prohibiciones, si el toreo tiene que desaparecer que desaparezca por sí solo.

-¿Qué hacer?

-Hay que reconocer que el sector entero tenemos gran parte de culpa. Ante una situación así, poco menos que de guerra contra nosotros, teníamos que habernos unido y esa unión no ha estado ni está aún. Ahora estamos hablando de una Fundación que debe contratar unos servicios de comunicación y jurídicos con los que hacer frente a estas agresiones. Está bien pero hay que ir más allá.

-¿…?

-Superada esa cuestión de los ataques, el problema es bajar costos, atraer gente joven y recuperar a la que dejó de ir a la plaza… Todos esos objetivos y la situación actual van muy unidos a la economía porque yo soy de los convencidos de que si la economía fuese boyante, si la gente tuviese dinero en el bolsillo, el mundo del toro no sufriría tanto. Esos mismos ataques en el año 2005 no hubiesen sido tan eficaces. Esto debe servirnos para unirnos y hablar de verdad del problema del mundo del toro.

-Esa unión, a la vista de lo sucedido a lo largo de la historia, no debe ser tarea fácil, nunca se produjo.

-Hay intereses si no contrapuestos sí distintos. El ganadero tiene miras a largo plazo, el empresario es tradicional y también puede hablar de plazos largos y el torero tiene una vida corta, diez, quince años y tiene que aprovechar la ocasión. Eso es así y hay que respetarlo pero hay que buscar el equilibrio para que todos se puedan defender.

-¿Pero cómo se consigue?

-Sentándose a hablar en torno a una mesa con la condición de hacerlo con la mente en blanco, sin prejuicios. Yo creo que con la Fundación, puede ser la fórmula.

-¿Puede ser?

-Hay que resolver el tema de la financiación. No vale que se pidan donaciones individuales para afrontar ciertos gastos. Eso tiene una vida corta. Yo me inclino por una financiación sólida, fija y segura durante todos los años. Es fácil, si se dan dos mil espectáculos mayores cada año, con que dejemos trescientos euros por cada uno que no es nada, son seiscientos mil euros, fondos suficientes para un planteamiento serio. Es preciso que busquemos la financiación fija, porque al toreo se le defiende con dinero. No hay otra. Yo he puesto la donación pero he dicho que no me pidan más. Con esos trescientos euros entre empresarios, ganaderos, toreros y subalternos, a cincuenta euros por grupo que no es nada, tendremos caja.

-Son muchas las iniciativas y proyectos fallidos, es difícil creer ya.

-Espero que esta sea la buena. Yo estoy de acuerdo con la Fun­da­ción pero insisto, hay que encontrar la financiación que le dé estabilidad y proyección en el tiempo y eso se consigue a través de los espectáculos. En Francia hay un sistema parecido que funciona. De las donaciones no se puede vivir.

-Y hay que vivir.

-De eso se trata.

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