La Página de Manolo Molés

Cuervos y palomas

Manolo Molés
sábado 28 de noviembre de 2015

Y cuando los cuervos de la muerte sobrevuelan hay un paraíso de sensatez en esta Fiesta mal contada, mal entendida y voluntariamente tergiversada por políticos de pacotilla, por animalistas de tres al cuarto, por ignorantes al servicio de los tristes ayatolás de la falsa redención…

L a muerte llegó del brazo del terror, del odio, de la intolerancia y sobre todo del fanatismo. El París de la libertad volvía a ser campo de exterminio con la sangre derramada de docenas de inocentes, en la barbarie eterna de etnias, religiones, diferencias sociales, económicas, políticas y esa enfermedad incurable del fanatismo, sea del color que sea en ese arco iris de la sinrazón.

Y cuando los cuervos de la muerte sobrevuelan hay un paraíso de sensatez en esta Fiesta mal contada, mal entendida y voluntariamente tergiversada por políticos de pacotilla, por animalistas de tres al cuarto, por ignorantes al servicio de los tristes ayatolás de la falsa redención del falso respeto al animal y la negación a conmocionarse ante la escabechina, por ejemplo, de París. Y ahí aparece la Fiesta (y la pongo con mayúscula) en su prolongación a las Américas. Que debería ser mejor, más seria y más barata (que esos son nuestros errores que con el tiempo pasan factura) pero que es y sigue siendo per se y por comparación un bálsamo, un oasis de grandeza humana.

LOS ECOS TRIUNFALES QUE LLEGAN DE AMÉRICA

Chapó a un francés con el alma herida y la grandeza bajo el traje de luces. Un gran torero y un gran tío, un ser humano digno de conocer. Y que está en su mejor momento y que no anda jodiendo a nadie y que acepta el toro encastado y el mano a mano con Urdiales en su campo o con López Simón en Lima. Y al final los dos a hombros y con la mitad de orejas merecidas. Haciendo grande el toreo. Dos ejemplos. Dos que valen para liderar la evolución-revolución necesaria del toreo en todo su planeta y su piel de toro. Castella y López Simón.

Gozo de verlos. Pero ese otro bicho llamado Roca Rey no baja ni un día el pie del acelerador. Y hace suya su América también de luces. Y Talavante como una especie de mago que hace difícil adivinar por dónde va su creatividad incansable. También reina en América. En la de la FIT y en la otra.

Y ha sido una semana de alegrías frente a la masacre en la ciudad, posiblemente, más bella del mundo. En Zamora le han puesto la primera multa de verdad a una anti que juraba en hebreo sus insultos a los que entraban en la plaza. Y pagará. Como pagan en Francia. Como debe ser. Y felicidad porque todavía hay seso y normalidad en muchos parlamentos. Por ejemplo en el Europeo para mantener la ayuda a los ganaderos de bravo. Los antis querían que el toro bravo muriera de hambre y abandono. Bien Europa. Y bien el Senado colombiano en Bogotá que en un debate de defensa de los animales (a ver si un día hacemos uno en defensa de la dignidad y necesidades de los humanos, si no os importa) pretendían eliminar la Tauromaquia de por vida en Colombia. Pues una leche, otro tiro por la culata y la Fiesta tiene todos los derechos a celebrarse en Colombia, incluido, al fin, Bogotá. ¿Cuándo? Cuando se acaben las obras que demoró Petro para que la plaza no esté lista aunque él esté jubilado de la política. Que ya es un hecho.

UN RECUERDO QUEGUARDO IMPOLUTO

Y una imagen para mi emoción personal. He vuelto a ver abierta La Venta de Antequera y toreando allí sobre el albero de su lucido pasado al hijo del gran Pepe Luis Vázquez. Otro ser humano de altos vuelos con la delicatessen del toreo eterno y sutil, en las yemas de los dedos. Nada de violencia, nada de esfuerzo aparente, el toreo que fluye como el agua del arroyo cuando estalla la primavera.

Me guardo esa foto porque además me recuerda al padre. Al gran torero de San Bernardo al que sólo vi torear una vaca en el campo cuando su hijo, este de ahora, quería ser torero. Debe estar en el archivo de “Revista de Toros” en la televisión española si la humedad no se comió la película de aquel día, que mi mente y mi corazón de aficionado guarda impoluta.

Hay escenas para Berlanga, ese genio del cine que ya se fue. Sucede en Barcelona, en la Casa de Madrid, Carlos Abella, hombre culto y templado, daba una conferencia, tono bajo y grato y de pronto la caballería: cuatro antis en plena alteración física y psíquica mandan a hacer puñetas la calma y la sustancia de la charla. Al fin los echan y sigue la normalidad. ¿Quién anima a hacer estas estupideces? Ay Barcelona y Balañá que está mosca porque el bueno de José Rafael Palomar dijo en la SER que la Monumental se había abierto para que unos aficionados torearan de salón. No me jodas Peret. Tú estarás enfadado porque gente buena mancilló la arena que has condenado a la inutilidad pero la afición sí que tiene cuentas pendientes con usted. Como no quiero acabar con malhumor me gusta ver esa foto en la que Curro Díaz (dadle cancha, coño), Albán, el ecuatoriano (un día le invité a comer y acabó con la paella) y Bolívar salen a hombros en Machachi allá por Ecuador. No sé si sirve para algo pero es una hermosa foto de buenos toreros felices. Y eso está bien. Hay cuervos y hay palomas.

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