VÍDEO RESUMEN DEL ACTO DE ASABAF
Pepín Liria y el ex futbolista del Valencia CF Álvaro Cervera ofrecieron un jugoso mano a mano dialéctico el pasado viernes en Valencia. En un acto organizado por la Asociación de Abonados y Aficionados -ASABAF- y moderado por nuestro compañero Vicente Sobrino, tanto el matador de toros murciano como el deportista entretuvieron a la concurrencia que abarrotó el salón de actos de la Delegación de la Once en Valencia para oír hablar de “Toros y Fútbol, dos pasiones compartidas”.
“Futbolista es mi profesión frustada”, confesó Liria al inicio de su intervención. “Cuando uno es niño quiere ser médico, futbolista o torero. Médico nunca hubiese sido porque soy muy aprensivo y cagón, aunque le habría dado una alegría a mi madre; al fútbol jugué de niño en las categorías inferiores de los filiares del Murcia y siempre me llamó la atención; y gracias a ser torero conocí después a futbolistas que admiraba, a esos ídolos que tenía de niño”.
Buscando analogías con el fútbol, Liria confesó que las sensaciones previas a tirar un penalti deben ser similares a las que se sienten cuando un torero monta la espada y se está jugando un triunfo y confesó que le gusta “mucho” seguir practicando a día de hoy ese deporte.
Por su parte Cervera, hijo de un novillero de los últimos años de la década de los 40, señaló que una de las principales diferencias entre ambos mundos es que el taurino se rige mucho más por la individualidad que el futbolístico, que es un deporte en equipo. Asimismo, confesó que, a su juicio, el mundo del toro es mucho más puro que el del fútbol: “El del toro es un mundo mucho más de verdad y eso siempre me ha atraído”, dijo, añadiendo: “Tengo la pena de no poder defenderlo como debería. Encuentro a gente que se mete con el mundo del toro y que quiere que yo, que sé muy poquito, le dé una explicación de por qué hay que defenderlo. Realmente no tengo esa explicación que me gustaría dar. Simplemente, me gusta”.
El murciano relató numerosas anécdotas de su vida torera, habló de la soledad que acompaña al torero cuando se viste de luces y se enfrenta al toro –“es muy dura”, dijo- y confesó haber sentido miedo escénico en el ejercicio de su profesión. Asimismo, Pepín confesó haber admirado a lo largo de toda su carrera a los maestros Espartaco y Enrique Ponce, diciendo del valenciano que es “único e irrepetible”.
Liria aseguró haber sentido cuándo era el momento de alejarse de los ruedos: “Cuando llegas a un patio de cuadrillas y no te importante que los demás, que tus propios compañeros, estén ese día por encima de ti, ese es el momento clave, el momento definitivo, el que marca la señal de que lo mejor es aparcar el vestido de torero”, señaló.
Tras el acto, abierto por el presidente de la entidad -Rafa Roca- se celebró la clásica cena entre socios e invitados.
