ENCUENTROS DE BENLLOCH: CUVILLO (2ª PARTE)

“Al caballo embisten casi todos, lo difícil es que embistan cuando los someten, eso es lo que de verdad les duele”

"No basta con que tu ganadería esté en buen momento, es que debe estar al nivel de las mejores del momento para competir con ellas", afirma el ganadero Álvaro Núñez del Cuvillo
José Luis Benlloch
martes 09 de febrero de 2016

“A Juan Pedro fue a quien más escuché y del que más aprendí. Y me gusta mucho hablar de toros como aficionado con Justo Hernández. Se aprende mucho”

“Que el toreo se está alejando de la sociedad es una realidad. Los toreros hoy no son tan famosos como antes y el concepto que la sociedad tiene del toreo no es positivo”

“Falta un poco de efecto sorpresa, ese es el defecto de la Tauromaquia actual y en ese sentido los jóvenes pueden venir muy bien, pueden ayudar a resolverlo”

“Se ha llegado al punto de que cada ganadero tiene la ganadería de acuerdo a su demanda. Eso es muy importante aunque ha sido muy duro de lograr”

“Cuando tenemos que apretar apretamos y cuando tenemos que ceder cedemos. Raramente no nos entendemos. Hay que tener en cuenta las circunstancias del toreo”

-Hay ganaderos de toreros y ganaderos de empresarios.

-El que mete gente en la plaza es el torero y por tanto a los que hacen caso los empresarios son a los toreros. Eso siempre ocurrió. El torero tiene que ponerse delante del toro que cree que mejor le va a su toreo y por ese camino el empresario acude a comprar lo que le pide el torero. Y no las piden por matar los toros fáciles, si fuese ese el motivo hay ganaderías más fáciles que la mía. Sencillamente, ellos quieren el toro que mejor les va.

-Hay otras ganaderías que digamos son menos exigidas por los toreros y más demandadas por los empresarios y que son importantes, muy importantes.

-Desde luego. No se contradice con lo que te comento, esas ganaderías también tienen sus carteles y sus toreros. Eso ayuda a dar variedad a las ferias. Y también dan espectáculo.

-La semana pasada te reconocías torerista y comercial, que ser comercial, decías, era un buen síntoma.

-Buenísimo. Me lo han dicho cuando las cosas han salido bien o ha salido el toro que pretendemos. Si el toro saliese como realmente queremos sería muy comercial, más comercial aún. El problema es que ha habido temporadas en las que no salieron así y hemos tenido que vender poco, mal y barato.

La charla con Álvaro ha cogido ritmo de entrevista y las respuestas se suceden concisas y directas. ¿Qué cambiarías ahora mismo en la plaza?, le inquiero.

-Yo el tema de la antigüedad de los toreros me lo pensaría mucho. Perjudica. Hay que darle chance a los chicos y una fórmula es que puedan abrir plaza. Torearían mucho más. Este año han cogido fuerza y torean incluso por detrás. Hubo años en los que se les cerraban muchas puertas por no abrir plaza y otros toreros toreaban por todo lo contrario, porque abrían plaza. No está bien, no es conveniente que sea así.

-La defensa de los jóvenes te costó un disgusto grande.

-¿Te refieres a José Tomás?

-Sí, claro, era el torero de la casa.

-Dije que había que abrir los carteles a otros toreros, que queríamos tener relación con todos los toreros. Me llamó por teléfono y me manifestó su disgusto y cortó toda relación. Nos dio mucha pena.

-Esas diferencias se pueden reconducir.

-Conociendo su carácter es difícil, no creo. Naturalmente mantenemos nuestra admiración hacia el torero pero también nuestra postura. Es una pena que no toree más porque la Fiesta le necesita.

-Y desde el punto de vista ganadero, ¿qué cambiarías?

-Quitaría la exigencia del peso. Lo dejaría en una cuestión de trapío. La gente va tomando conciencia de la importancia de una cosa y otra pero la tablilla sigue perjudicando mucho.

-¿En tu ganadería especialmente?

-En mi ganadería y sobre todo en muchas de esas ganaderías que se están perdiendo como los galache o los núñez. Esas ganaderías en sus momentos de esplendor daban un toro que no se admite ahora. Y no se puede exigir que cambien completamente el tipo de toro y que sigan en un estado de esplendor. Algunas lo han conseguido pero no es fácil.

Álvaro vive con su familia en primera línea del trabajo, al pie de su pasión, en el cortijo de Gallarín, una edificación decimonónica restaurada con el máximo respeto arquitectónico. Situada en una vaguada, bien protegido de los elementos de la madre naturaleza que en la zona soplan con incómoda frecuencia y envuelta entre acebuches, la mansión adquiere un aspecto paradisiaco. Si los mayores la levantaron ahí sus motivos tendrían, coincidimos todos. Poco más allá, en la loma más elevada de Gallarín, en el llamado cerro de Jerez, el espectáculo deslumbra. Situado en la misma cota que Vejer, de frente se perfila perfectamente el horizonte marino del Atlántico. En línea recta no hay más de tres kilómetros a la playa virgen de El Palmar, arena fina, tentación y paz además de algo inaudito, ausencia de construcciones. Milagro, alguien frenó la especulación urbanística. De por medio los acebuches, los palmitos y otras variedades botánicas propias de la zona, flora virgen y respetada que llega a la misma arena. Poco más allá, al sur, se adivina África, los días claros me aseguran que se ve con nitidez y al otro lado de la panorámica el Cádiz urbano y ahora podemita, siempre bello y ocurrente y la señorial Jerez resistiendo la decadencia.

A nuestras espaldas, a tiro de media vuelta, hemos dejado a nuestros anfitriones, a quienes hemos venido a ver precisamente, un lote de vacas de piel fina, hechura de dibujo, bajas, de mirada viva y bien criadas además de libres dicho como dedicatoria a los animalistas que tanto cuestionan desde la ignorancia. Es uno de los dieciocho lotes en los que cada año Álvaro Núñez divide su vacada. Éstas están con el 198 Rosito, uno de los sementales más bonitos de la casa que se emboscó en la zona más arbolada y nos costó encontrar. El resto de los lotes pastan en El Lanchar, El Machorro y Los Arenalejos mientras que para los machos quedan reservados El Grullo y El Donadío además de una parte del propio Gallarín. Los lomos de las vacas bien cubiertos, hablan de su buen cuido. El clima suave, prácticamente no hay invierno, y las lluvias, justifican la fama ganadera de la zona donde un año normal se puede decir que hay hierba desde noviembre prácticamente hasta noviembre teniendo en cuenta que cuando deja de crecer queda mucho pasto.

A la hora de elegir las familias más ilustres de la casa Álvaro se inclina rápidamente por las Campanitas y por las Ganadoras, una línea excepcional, que tiene un manojo de sementales entre sus descendientes. Las distintas incorporaciones de ganado desde la fundación de la ganadería dice Álvaro que han condicionado el sistema de los nombres, de tal manera que las hijas igual que los hijos heredan el nombre de la madre, de tal manera que la hija de la Ganadora se llama Ganadora y me recita nombres con su origen incorporado. “La Turulata que da extraordinario viene de Torrealta, Aguadora también, Suspicaz viene de Maribel Ibarra, Jergosa, Gandul, Infame… vienen por Juan Pedro, Inquemable por Marqués de Domecq… Lo que pasa es que un toro puede llamarse Inquemable y tener sólo un seis por ciento del Marqués. A estas alturas lo llevamos todo junto sin distinciones, al fin y a la postre todo es Tamarón”.

DE VAREA A FRANCISCO

Desapareció pronto la niebla mañanera y apareció el sol. Hay tentadero. Cuatro vacas para Varea y una para Javier Núñez. El castellonense está inspirado. Así que no debe extrañar que se gustase y que gustase. Curro Molina, su mentor, se muestra eufórico y sonríe y sonríe. Javier acusa la inactividad. La tapia se llenó de chavales. Todos han tenido oportunidad de torear. Alguno de ellos es mínimo pero muy torero. Francisco me ha dicho que se llama, torea con una naturalidad que cautiva. Todos andan animosos con las becerras. No tardarán en hablar de ellos por las ventas de los alrededores. En el palco don Joaquín y Álvaro apenas dan instrucciones. Dos puyazos por vaca. Álvaro, ganadero de los que gustaba torear, se contiene.

-He toreado muchísimo. Ahora menos. Yo diría que torear te da una perspectiva distinta de la bravura. Cuando estás toreando distingues perfectamente las embestidas que necesitan que le saques el brazo y la embestida que diriges con la muleta y con la muñeca. Notas el toro que se coloca bien para embestir y el toro que se coloca por fuera y eso hace que toros que aparentemente son fáciles sean complicados y no te sientas toreándoles y al revés, toros que para la gente son muy complicados y en cambio el torero los siente mucho más metidos. El torear da una perspectiva única y eso es algo que sólo disfruta el que se pone delante. El torear ayuda.

-En cambio no han tenido buena fama los matadores ganaderos.

-Lo que pasa es que hay matadores que son aficionados al toreo y a la ganadería y los hay que no lo son a la ganadería y muchos que no lo son ni a la ganadería ni al toreo. Eso es lo que pasa. Yo estoy convencido de que Juli y Talavante van a tener ganaderías muy buenas.

-Ya.

-Además una ganadería no depende sólo del criterio, influye mucho el orden. También el rigor en la selección. La constancia es otra clave, en tema de evolución, tan lento, no se puede ir cambiando de timón ni dando tumbos en el criterio. La ganadería es tarea muy subjetiva y hay que aceptar que haya gustos diferentes, eso es lo que genera la diversidad. Cada ganadero debe tener sus gustos, sus matices y su tipo de toro.

-¿Qué no se permite en tus tentaderos?

-La falta de entrega o mejor la falta de clase porque hay animales que tienen entrega y no tienen clase. Hubo tiempo en que estábamos muy encorsetados, manejábamos muchos parámetros pero con los años nos hemos desinhibido y hemos simplificado, lo importante es la clase, es una obsesión.

-¿Qué importancia le das al caballo?

-Yo creo que la bravura es un conjunto de cualidades y analizar los animales sólo por lo que hacen en el caballo es un absurdo. Seguramente en otro tiempo, en el inicio de la selección, vino bien, pero hoy día sería una tontería evaluarlo sólo por el caballo. Lo importante es el conjunto, sólo tienes que ver que al caballo actualmente embisten casi todos los toros de todas las ferias y luego, ¿cuántos decimos que han embestido?… muy pocos. Lo difícil es que embistan cuando los someten, entonces es cuando los que no son bravos tiran la toalla y se defienden. Lo difícil, te insisto, es que embistan estando sometidos, eso es lo que de verdad les duele. Un toro va al caballo, se queda en el peto, no sale suelto, la gran mayoría lo hacen, pero luego cuando les pegas dos muletazos por abajo se afligen y se paran. La bravura es una forma de embestir, la bravura es entrega.

-¿Y qué no puede hacer un tío que vaya a torear a casa?

-Cuando vienen a torear a casa con educación tragamos bastante… Sí es cierto que cuando buscas una determinada forma de embestida hay toreros que te entienden mejor que otros. En mi caso son aquellos que dirigen el toro con la muleta y con las muñecas. Con ese tipo de toreros es con los que de verdad veo las embestidas. Las embestidas no se ven con cualquiera. Hemos visto grandes faenas este año a toros que en otras manos se hubiesen considerado hasta malos.

-Por esa regla con determinados toreros las becerras o los toros pueden engañar, parecer lo que no son.

-Puede, en realidad depende de que sepas verlo.

-Vale, entendido.

En un principio se anunciaban Joaquín Núñez a petición del propio ganadero, no en balde llamarse Núñez era un crédito ganadero muy potente, pero la fuerza de la realidad fue empujando hacia la denominación actual, Núñez del Cuvillo rezan los carteles y los aficionados hablan directamente de los cuvillo como si fuese un encaste en sí mismo. Y vista la personalidad del ganadero, el empeño en dar con una forma de embestir muy a su gusto y los años que viven dedicados a ello no es idea descabellada. Parladé tuvo la ganadería apenas diez años y todos hablan de Parladé como la gran obra y realmente lo fue.

-Para ser ganadero mi padre siempre entendió que debía estar a buen nivel. Nosotros no compramos a lo loco. Lo que quisimos en un principio era ampliar la ganadería. Si teníamos ciento cuarenta vacas y queríamos tener quinientas o lo dejábamos todo sin atender criterios de selección y eso no nos iba a dar calidad o salíamos a comprar. Otra cosa es lo que hicimos con Cortesano, de Daniel Ruiz, con Garcigrande y con Santiago Domecq, eso fue buscar fuera cosas que nos faltaban dentro. Porque puede que tengas algún individuo que las tenga, que embista de esa determinada manera que buscas pero no significa que las transmita. Eso sería una casualidad pero las casualidades no te van a solucionar el problema, por eso cuando lo hemos considerado necesario hemos salido a buscarlas.

-Parece lógico, pero igual no es fácil.

-Lo primero es ser consciente de que te falta algo para estar al nivel de las demás porque no basta con que tu ganadería esté en buen momento, es que debe estar al nivel de las mejores del momento para competir con ellas. Hay ganaderías que están en el mejor momento de su historia pero están muy lejos de la cabecera, lejos de las ferias.

-¿Eso pasa?

-Sí, sí. Es que la bravura va avanzando igual que sucede con el toreo. Hay que evolucionar.

-No damos nombres.

-Mejor no. Cualquier faena buena de hoy día no tiene nada que ver con la de hace treinta años y la forma de embestir los toros, tampoco.

-¿Has tenido o tienes ganaderos de referencia?

-A Juan Pedro fue a quien más escuché y del que más aprendí. Y me gusta mucho hablar de toros como aficionado con Justo Hernández. Se aprende mucho. En realidad se aprende mucho de todos ellos. Ya te conté que a nosotros quien nos descubrió al 207 Gandul, fue Santiago Domecq. Nosotros estábamos encorsetados en la idea de que no podíamos dejar un semental que había apuntado con salirse suelto del caballo pero él lo vio y nos dijo que lo probásemos, que había embestido de una manera especial. Luego fue uno de nuestros mejores sementales.

ARROJADO EN EL RECUERDO

En El Grullo es obligado recordar a Arrojado, el toro que indultó Manzanares en Sevilla. Después de cubrir vacas durante tres años murió victima de una pelea con otro toro aunque en realidad lo que se lo llevó por delante fue la paratuberculosis, una enfermedad que afecta históricamente a todas las ganaderías de la zona. La pelea lo que hizo fue desarrollar la enfermedad que en El Grullo, aunque controlada, sigue latente. Este año se lidiará un hijo suyo en la misma Sevilla en la que su padre se ganó la gloria. Algo parecido a lo que sucedió con el mítico Idílico que indultó José Tomás en Barcelona. Mientras me cuenta su pelea contra la dichosa enfermedad, ha logrado situarnos frente al 226, Manzanillo se llama, negro, bien armado, ya está hecho así que para cuando llegue la Feria será un mozo.

-Con cuidos en la alimentación y en el manejo no hemos conseguido erradicarla, se refiere a la paratuberculosis, pero sí animales más resistentes, lo que no quita que con incidentes así, con el estrés la puedan desarrollar. Hubo un tiempo en el que un diez por ciento de los toros no lo podíamos lidiar por ese motivo y ahora lo hemos reducido a un cero coma cinco por ciento que significa prácticamente nada pero sabemos que está ahí.

En el cercado de La Herrera están las corridas de Sevilla, dos nada menos, en realidad dos docenas de toros, además de la de Madrid. Las lluvias de los últimos días ponen a prueba la tracción del cuatro por cuatro que rompe iracundo el silencio campero en su esfuerzo por zafarse del barro. Fuerza y destreza nos permiten salir del fangal. En contraste con el lustre que ya exhiben los cuatreños llaman la atención los acebuches que acusan en sus troncos descortezados los tiempos en los que los toros buscaban la fibra que no encontraban en su alimentación. Ya no sucede, el buen cuido, la llegada de los dietistas veterinarios y los correctores necesarios, en una palabra la ciencia moderna, ha puesto los remedios en los pesebres y los acebuches se libraron de las ansias de los cuatreños y comienzan a recuperar su mejor aspecto.

La torada es un espectáculo. Combinan trapío con armonía. No hay toros destartalados ni tampoco han mezclado en ese cercado los exageradamente bonitos. Sólo apreciamos un ensabanado que es pelo que en la casa tiene una especial significación, Álvaro asiente y anuncia que está en periodo de recuperación, que ha dado con un semental que permitirá recuperarlo.

Nos hemos pasado al cercado de La Estrella donde los vaqueros han traído otra tropa de toros entre los que están los reseñados para Valencia. Llama la atención la cantidad de perdices. Se las ve y se las oye, su cuchichiar engancha. Este es territorio propicio, ya se sabe que la perdiz pide tierra con luz, despejada de arboleda y La Estrella es un tapiz verde y sin fin por el que pueden apeonar sin peligro bajo la vigilancia de los bravos. La labor de fotografiar los toros se hace laboriosa. La tropa va de una esquina a otra escapando de Arjona. Álvaro lo justifica en que “no conocen el cercado y andan reconociendo el territorio”. Como quien no quiere la cosa nos ha puesto delante del cientoochentaysiete Nenito, hijo del cien Ganador, el último semental estrella de la casa, diría que un predestinado, como prueba que le asignaran el número cien antes de nacer adivinando por reata, era hijo de la vaca Ganadora que a la vez era hermana del toro de Talavante de Sevilla, aquel que propició el natural irrepetible.

LA BATALLA DE LA SOCIEDAD

-Hablemos del futuro del toreo. ¿Optimista?

-Moderadamente. Estamos perdiendo día a día la batalla de la sociedad. Que el toreo se está alejando de la sociedad es una realidad. Los toreros hoy no son tan famosos como antes y el concepto que la sociedad tiene del toreo no es positivo. En ese sentido soy pesimista.

-Eso no puede quedar así, algo bueno tiene que haber, a algo nos tenemos que agarrar.

-Bueno, también te reconozco que el toreo se ha regulado, en sí mismo ha avanzado muchísimo, ha mejorado. El espectáculo de los toros es muy bueno. Hay muchas tardes en los que el toro tiene emoción y los toreros están muy dispuestos. Quizás si acaso falte un poco de efecto sorpresa, ese es el defecto de la Tauromaquia actual y en ese sentido los jóvenes pueden venir muy bien, pueden ayudar a resolverlo.

-¿Y no crees que el distanciamiento de la sociedad es reversible?

-Sí, no es fácil pero sí se puede revertir si trabajamos todos en esa dirección.

-¿Y la coyuntura ganadera en sí misma?

-Va a la par con el toreo. Es un reflejo. Estamos en una economía de mercado, ha habido una recesión importante y se ha regulado solo. Quizás de una manera desigual. Los grandes redujeron pero sobre todo ha habido muchas desapariciones de ganaderías y eso es doloroso y triste.

-Eso va contra la variedad, eso alimenta la teoría del monoencaste…

-A mi modo de ver no porque las ganaderías se van alejando unas de otras, cada día que pasa el toro de Juan Pedro se parece menos al del Fuente Ymbro pongo por caso y eso supone variedad.

-¿Y la teoría de la escasez?… se dice por muchos sitios que van a faltar toros.

-No lo comparto. Lo que va a ocurrir es que sobrarán menos. Se ha llegado al punto de que cada ganadero tiene la ganadería de acuerdo a su demanda. Eso es muy importante aunque ha sido muy duro de lograr. Cuando cuesta dinero pones cabeza y por ese camino, insisto que duro, se ha impuesto la razón y cada cual tiene los toros que puede vender. No faltarán toros.

-¿No consideras que el toreo está muy intervenido?

-Desde luego. A los espectáculos artísticos cuantos menos límites o cuotas le pongas mucho mejor. La cuestión del tiempo es un absurdo, si están viendo un espectáculo bueno deja que la gente disfrute, ya habrá ocasión para que proteste. También le daría más dinamismo, por ejemplo en la entrada y salida de los caballos. Eso por no entrar en los espectáculos menores, que deberían ser más económicos, más simples y más populares.

-Tú has entrado y has salido de baches, has pasado de la máxima demanda a tiempos en los que costaba que entrases en los grande carteles. ¿De esos vaivenes se guardan facturas?

-No, no. Nosotros no podemos reprochar nada a nadie. Cuando alguien no nos ha comprado o no nos ha toreado los toros ha sido por algo que si yo estuviera en su piel también hubiera valorado igual. Así que no puedo reprochar nada. Cómo iban a torear una ganadería que estaba en un mal momento.

-¿Que estés anunciado dos veces en Sevilla este año te sabe a victoria, a revancha…?

-A revancha no. Es un motivo de alegría, haber mejorado las relaciones con la empresa es para estar contentos. Y es una satisfacción grande que en la plaza donde todo el mundo pone el máximo empeño en dar su máxima dimensión, haya demanda para dos corridas nuestras. Luego a ver cómo sale el tiro, igual hay que salir corriendo pero como ya estamos curados de corridas malas…

-¡Hombre, Álvaro!

-Es la consecuencia de ser un ganadero experimentado, sabemos que puede pasar de todo y de alguna manera vas preparado.

-¿Las corridas malas se te quedan en la memoria?

-Claro. No se me olvida la despedida de Espartaco por ejemplo, fue una corrida pésima.

-¿Eres un negociador duro o un negociador con buena cintura?

-Tenemos cintura. Cuando tenemos que apretar apretamos y cuando tenemos que ceder cedemos. Raramente no nos entendemos. Hay que tener en cuenta las circunstancias del toreo. En la actualidad parece que se está saliendo del bache económico pero hay que ser conscientes de las circunstancias que se están viviendo.

Álvaro es partidario de las fundas sobre todo desde que corrigieron las instalaciones y consiguieron que el paso por la manga de los corrales fuese con las querencias a favor, de tal manera que prácticamente los toros ni se enteran.

-Un día entendí que uno de los motivos que había ayudado a que los toros en una época no buena de casa, soltasen la cara, se debía a la brega para meterlos en la manga. Cambiamos las instalaciones y ahora entran y salen sin problema. Como tú dices, ni se enteran.

-La manga, comprar lo que no había en casa… ¿Qué más hubo que hacer para salir de esa época no buena?

-Una selección previa en las camadas. Nada que no me guste va a la plaza. Las calles de tu tierra han visto correr decenas y decenas de nuestros toros y al parecer con éxito. Sólo el año pasado vendimos cincuenta.

-Y funcionó la fómula, funcionó.

-Mejoramos.

-¿Crees en La Fundación?

-Sí. Tengo más esperanzas a corto plazo en el plano jurídico que en la cuestión de la difusión que a la larga es el más importante y en el que nos tenemos que involucrar más y eso necesita una involucración económica también.

-No crees en la Unión.

-No pertenecemos a la Unión.

-Por eso mismo.

-Formamos parte del mismo libro genealógico y creo en la labor económica que están haciendo, es buena.

-¿Por qué no estáis?

-Por un agravio comparativo en la defensa que hicieron de nosotros y de otro compañero, concretamente de Álvaro Domecq, ante una sanción no firme. Ante la diferencia de trato mi padre decidió abandonarla. Nada contra Álvaro con el que nos unía una buena amistad. Dijeron que nos habían echado pero nos fuimos nosotros.

La jornada toca a su fin. El papel también. El avión de vuelta no espera. Tengo la sensación de que se han quedado temas pendientes. Volveremos.

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Fotos: ARJONA

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