“Estoy mentalizado para marcar un punto de inflexión en mi carrera, me estoy dejando la piel. El sábado no es un compromiso más, es mi tarde, mi día, el momento de dar un golpe de atención para demostrar que sigo vivo en el toreo”. De este modo resume Rafael Cerro sus sensaciones antes de encerrarse el próximo sábado con seis toros de distintas ganaderías en su localidad natal, Navalmoral de la Mata. “Me lo juego todo a una carta, es una apuesta muy fuerte pero muy necesaria para mi carrera. Quiero recuperar el tiempo perdido y estar en el lugar que creo que me merezco dentro del escalafón”, expone.
Novillero puntero y capaz, Cerro busca volver a ilusionar a los aficionados ahora que es ya un matador de toros hecho y derecho. “En mi época de novillero tuve actuaciones muy importantes en Madrid, Sevilla, Pamplona… Pero siempre se interponía la espada. Aquello ya es pasado. Ahora estoy muy afinado, en el campo estoy andando bien con la espada y tengo las pilas muy cargadas. Ojalá pueda lograr ese éxito que marque un antes y un después en mi carrera”, recuerda.
Seis toros. Rafael Cerro en solitario. Tres ejemplares de Alcurrucén, uno de Victorino Martín, uno de Fernando Peña y otro de El Ventorrillo. Apuesta máxima. Ambiciosos objetivos. “Son ganaderías de máximo prestigio y que pueden dar juego para que pueda marcar una dimensión importante en cuanto a mi toreo”, sostiene antes de subrayar un deseo: “Que la afición se vuelve a ilusionar conmigo, eso es lo que busco y lo que añoro. No me gusta juzgarme a mí mismo, prefiero que sean los aficionados quienes hablen de mí después de la actuación. Ese será el mejor síntoma de que todo ha salido como quiero”, concluye.
