La revolera

Ha muerto la torería en estado puro

Paco Mora
miércoles 29 de junio de 2016

Ha muerto un grande. Ha muerto El Vito. Que las campanas de La Giralda “madre de artistas, molde de fundir toreros”, repiquen a gloria y que envuelvan al Giraldillo suyo en crespones negros. Porque tardará tiempo en nacer, si es que nace, otro sevillano (camero) tan torero como él.

Se nos marchó El Vito. Era pieza única hace muchos años. El último que olía a torero tanto vestido de luces como de calle. Verle en el hall del Hotel Colón, departiendo con los amigos era todo un lujo. Pensaba en torero, hablaba en torero, andaba en torero y su gestualidad era torera por los cuatro costados. No me consta, pero estoy seguro de que hasta en pijama y en la cama transpiraba torería. Con él desaparece una especie a extinguir de la cual él era el último representante sobre la tierra.

Todavía alcancé a verle como matador de toros, pero cuando disfruté de veras de Julio Pérez “Vito” fue cuando dejó el oro por la plata y él, González y Luque formaron una cuadrilla capaz de robarle las palmas al torero más valiente. Y lo vi a las órdenes de dos que tenían valor para dar, prestar y vender; Litri y Jaime Ostos. También anduvo con Ordóñez, poco tiempo, pero hasta al lado de aquel torerazo brillaba con luz propia. Viéndole caminar por las calles de Sevilla, el más ignaro en materia taurina comprendía que aquel hombre no podía ser otra cosa que torero. Y sabía de toros, como decía Rafael “El Gallo”, más que la paloma azul.

Ha muerto un grande. Que las campanas de La Giralda “madre de artistas, molde de fundir toreros”, repiquen a gloria y que envuelvan al Giraldillo suyo en crespones negros. Porque tardará tiempo en nacer, si es que nace, otro sevillano (camero) tan torero como él.

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando