La revolera

La pifió el de la chistera

Paco Mora
jueves 14 de julio de 2016

Ese hombre disfrazado de Llapisera que ocupa el palco en la plaza de Pamplona, se pasó la opinión del público pagano por el arco de triunfo. El hombre no se ha enterado todavía de que la Fiesta de los Toros es el más genuino acto de democracia directa que existe en España. Alguien se lo debería haber recordado.

El de la chistera y el frac la pifió, pues su falta de sensibilidad para juzgar el tipo de corrida que se lidiaba le escamoteó una oreja a Rafaelillo y otra a Castaño. Dávila Miura, que salió de su Aventino por un día, cortó una oreja al único toro de la tarde que tuvo cierto parecido con lo que debe ser un toro bravo. Los otros cinco ni estuvieron ni se les podía esperar; fueron auténticos galafates que tiraban cornadas hasta con el rabo. El sobrino de los ganaderos, la verdad es que estuvo toda la tarde como si su única corrida fuera un suma y sigue de una buena temporada. Uno miraba al callejón y veía a Roberto Espinosa -que le apoderó en su mejor época- y le parecía que se le había parado el reloj siete u ocho años atrás.

Corrida ideal, la de Zahariche, para los que van a los toros a ver padecer a los toreros, y consideran un éxito que estos salgan por su pie de la plaza. No obstante, tanto el murciano como el salmantino-leonés, hicieron méritos sobrados para irse al hotel con una oreja en el esportón cada uno. El público así lo consideró y la petición en ambos casos fue fuerte y suficiente, pero ese hombre disfrazado de Llapisera que ocupa el palco en la plaza de Pamplona, se pasó la opinión del público pagano por el arco de triunfo. El hombre no se ha enterado todavía de que la Fiesta de los Toros es el más genuino acto de democracia directa que existe en España. Alguien se lo debería haber recordado antes de que se aposentara en el palco presidencial.

Pobre de mí, ya se acabaron las fiestas de San Fermín… Fiestas que por lo demás han sido un éxito de público y en las que se han visto magníficas actuaciones de varios toreros. Grande El Juli; definitivo como artista imaginativo y sobrado de valor Talavante; empeñoso y sólido López Simón; ascendente Curro Díaz; esforzado Perera… Pero, si un torero ha apuntado con claridad, fuerza y proyección de futuro hacia el trono del toreo ha sido Andrés Roca Rey. ¡Qué San Fermín el del peruano!

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