Fermín Bohórquez y Álvaro Domecq.Álvaro Domecq Romero se mostraba muy entristecido por la pérdida de quien era su amigo y compañero durante muchas tardes de toreo a caballo. “Es una pena muy grande, me unía una buena amistad con él. Juntos hemos compartido muy buenos momentos. Además de ser amigos y compañeros en la plaza, fuimos familia porque su esposa Mercedes Domecq es hermana de mi mujer”.
Álvaro recuerda que fue un hombre “que vivió por y para el campo, aficionado al toro, al caballo, a la caza… Siempre estaba metido en su finca, Fuente Rey, porque el campo era su pasión y allí, además de que siempre hay trabajo, también te ofrece muchas cosas con las que poder divertirte como por ejemplo la escopeta o la garrocha. He estado en muchos tentaderos en su casa, tanto a campo abierto con los caballos como en la plaza. Por cierto, a él también le gustaba echar pie a tierra y torear con la muleta”.
Como rejoneador, ambos coincidieron en muchas plazas de España y América. “Él empezó un poco antes pero fuimos de la misma generación, compartimos carteles con los Peralta, Lupi, Ignacio Vargas… Recuerdo que en Colombia hicimos el paseíllo juntos en muchas ocasiones, en plazas como Cali; y también en Lima, Perú. Era un torero a caballo muy valiente y espectacular, gustaba mucho al público. Un buen jinete. Luego, su hijo toreó mucho con mis sobrinos. Hubo continuidad en la familia”. Álvaro concluye ensalzando su faceta como ganadero de bravo “supo hacer una ganadería muy buena para el rejoneo, con mucha clase”.
ÁNGEL PERALTA: “Teníamos una competencia sana y noble”
El maestro Ángel Peralta se encontraba apenado por la muerte de su compañero y amigo Fermín Bohórquez. “Tenía las cuatro cualidades de un hombre; como compañero era fenomenal, buscaba la competencia y trataba de superar lo que hacíamos los otros rejoneadores; era una amigo incondicional, inconmensurable, hablábamos de cualquier tema de la vida; además fue un ganadero ejemplar, superó lo que hizo su padre; y como hombre de familia ha sido un ejemplo para sus hijos”.
Ambos rejoneadores compartieron infinidad de tardes. Ángel Peralta recuerda a Fermín Bohórquez como una persona muy competitiva. “Le gustaba mucha la competencia, ser mejor que el de al lado, pero era una competencia sana y noble. No era envidioso de los éxitos de los compañeros y eso le hacía grande. Hemos toreado mucho juntos y hablábamos, sobre todo, del caballo y del toro, nuestras dos grandes pasiones”.
Por encima de todo, Ángel Peralta destaca “la gran amistad que les ha unido a lo largo de toda la vida. En el toreo, lo que queda después de todo, es la amistad y Fermín tenía un gran sentido de la misma”, concluye.
