La revolera

Se nos marchó un amigo

Paco Mora
viernes 29 de julio de 2016

El bueno de Fermín era una persona distinta, de esas que surgen de tarde en tarde en todas las profesiones. Sembró bondad y al final ha recogido una gran cosecha de aprecio de quienes le conocimos.

Con Fermín Bohórquez el mundo del toreo ha experimentado la pérdida de uno de sus más entrañables personajes. Porque Fermín había traspasado hace mucho tiempo los límites del torero a caballo y los del ganadero, pese a que en ambos cometidos brilló con luz propia durante muchos años. El bueno de Fermín era una persona distinta, de esas que surgen de tarde en tarde en todas las profesiones. “Las cosas de Fermín” eran célebres y celebradas en el ámbito taurino. Si sería un personaje singular que hasta el “gracioso” de Alfonso Guerra le utilizó como punto de referencia para una de sus “gracias”, cuando el PSOE llegó al poder, diciendo que en España no comenzaría a notarse el cambio “hasta que Fermín Bohórquez no rejoneara en burro”.

Tantos años después, Fermín ha subido al cielo cabalgando el blanco alazán de su bonhomía, sin cambiar de chaqueta, y Guerra continúa haciendo de “abuelito cebolleta” de la política sin que nadie, ni siquiera en su partido, le haga ni puñetero caso. Y es que Fermín sembró bondad y al final ha recogido una gran cosecha de aprecio de quienes le conocimos. Descansa en paz, amigo.

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