OBITUARIO

Adiós a Chanito

El matador de toros salmantino falleció este miércoles, 24 de agosto, a los 76 años de edad
Paco Cañamero
miércoles 24 de agosto de 2016

El diestro Sebastián Martín “Chanito” falleció durante la tarde de este miércoles, 24 de agosto, en Salamanca tras sufrir una larga enfermedad a la edad de 76 años.

Chanito, que fue uno de los toreros más pundonorosos de su época, nació el 10 de febrero de 1940 en Martín de Yeltes (Salamanca). Influenciado por el ambiente taurino de esa localidad -rodeada de numerosas ganaderías y en la que ve a Manolete, Parrita…- junto a la vinculación familiar con el torero Jumillano -en cuya finca trabajaba su padre-, a muy temprana edad comienza a querer ser torero y asiste a la tapia en casa de Atanasio, los Cobaleda, Sepúlveda… Captado por un antiguo banderillero y más tarde empresario y apoderado llamado señor Primitivo Lafuente, en él tiene a la persona que le apoya y le firma los primeros contratos. Con él está desde su época de novillero sin caballos por las plazas de la región, hasta el debut con caballos -3 de julio de 1965 en Valladolid- y entonces pasa a ser dirigido por Isidro Ortuño, padre de Jumillano, quien le llevará a la alternativa. En tan larga etapa novilleril triunfa en la mayoría de las plazas y en Las Ventas sale dos veces en hombros, pero además goza de reconocido cartel en Francia, Bilbao y Barcelona.

El doctorado lo recibe en Madrid en la histórica fecha del 20 de junio de 1966 -horas antes de que Neil Armstrong pisara la luna-; el padrino es Andrés Hernando y el testigo Pedrín Benjumea en corrida que el rejoneador Samuel Lupi mató un novillo y el toricantano triunfa. Ese año ya sufre la primera gran cornada -que fue la cruz de su carrera- en Valencia el 11 de septiembre. Posteriormente se mantiene a un buen nivel y hasta sale dos veces en hombros en las corridas del verano venteño, siempre con su toreo sobrio, fiel reflejo de la escuela castellana, unido a un valor y también a una espada rotunda que le convierte en uno de los mejores estoqueadores de su época.

Su carrera se desarrollaba de manera ascendente hasta que sufre una gravísima cogida en Madrid. De nuevo en el agosto madrileño y ahora por un toro de Pío Halcón que le hiere de suma gravedad en el cuello al entrar a matar. Milagrosamente los doctores Jiménez Guinea y García de la Torre salvan su vida e incluso recuperan al torero que reaparece al mes en Salamanca -con Pallarés y José Falcón en el cartel-. Continuó en activo dos temporadas más hasta que en septiembre de 1972 torea la última corrida en Barcelona y a los pocos días sufre una hemiplejia como consecuencia del percance de Madrid -que le dejó insuficiente riego en el cerebro- y le paraliza la parte derecha del cuerpo con lo que se ve obligado a dejar de torear.

Hombre ameno y de buen trato, residía en Salamanca aunque alejado del ambiente taurino, pero al tanto de lo que ocurría, de hecho fue un reconocido admirador de Julio Robles. En septiembre acudía a La Glorieta y ocupaba una barrera en la que recibía el saludo de numerosos toreros.

DEP quien fue un gran torero y un hombre de bien que siempre llamó al pan, pan y al vino, vino.

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