De seguir como se le ha visto en la Feria de la Virgen de los Llanos de Albacete, el novillero puede escribir con capote, muleta y espada páginas de gloria para el toreo mexicano.
El mexicano David Adame se ha despedido hoy de novillero en Albacete con un triunfo serio y consistente, de torero de calidad capaz de engrosar la primera línea de los jóvenes emergentes que se han colocado esta temporada de 2016 a la cabeza del escalafón junto a las figuras consagradas, que no les están poniendo nada fácil la permanencia en tan privilegiado puesto. Adame ha abierto la puerta grande y ha salido en hombros entre las estatuas de Chicuelo II y Dámaso González, en olor de multitudes.
Su éxito incontestable en la última novillada, antes de tomar el próximo domingo la alternativa en Nimes, ha sido un aval de garantía de torero valiente, capaz y con una clase nada desdeñable. Hay en el “manito” una firme promesa del toreo mexicano. Serio, circunspecto, entregado, solvente y responsabilizado al máximo camina el joven David hacia la cima del toreo de manera implacable.
He visto parte de la novillada junto a Joselito Adame, en cuyo rostro, además de la inquietud ante el valor firme y recio del hermano, se podía leer el orgullo y la satisfacción por la capacidad demostrada por ese niño muy hombre que lleva su mismo apellido. Joselito conoce la dureza del camino que deberá recorrer quien a partir del día 18 de este mes será doctorado en Tauromaquia. Inquietud paliada por la confianza en los genes toreros de la familia y la raza demostrada por David. De seguir como se le ha visto hoy en la Feria de la Virgen de los Llanos de la ciudad manchega, David Adame puede escribir con capote, muleta y espada páginas de gloria para el toreo mexicano.
