A pesar de su crecimiento como torero y de lo satisfactorio de su temporada, Morenito de Aranda asegura haber vivido su año más duro. Las secuelas de la muerte de Víctor Barrio en Teruel, de la que fue testigo directo, las arrastró durante el resto del curso. Pero lejos de amilanarse, el recuerdo del compañero le instó a superarse como hombre y como torero, para honrar su profesión y rendir homenaje al amigo.
– “Madrid me ha servido para mantener el aval de torero del gusto de su afición, pero no para entrar en las ferias”
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