La Revolera

Finito, un torero maltratado

Paco Mora
viernes 02 de diciembre de 2016

¿Tantos toreros buenos hay en el escalafón como para que se desprecie a uno de los mejores? El mal trato de las empresas al Fino de Córdoba tal parece una confabulación o cosa de mal fario. Porque como persona es pan candeal y como torero caviar de Beluga.

Ahora que todavía hay tiempo por delante para reparar el error, quisiera llamar la atención sobre una circunstancia que me parece una anomalía que debería ser subsanada. Solo quienes no tienen pajolera idea de lo que es el toreo ignoran que Juan Serrano “Finito de Córdoba” es uno de los mejores toreros que ha dado la última parte del siglo XX y la primera del XXI. En él se aúnan arte, técnica, estética y torería y sin embargo la pasada temporada apenas se vistió de luces. Lo cual es a todas luces una injusticia.

Sus mejores partidarios los tiene Finito entre sus compañeros de profesión, que lo consideran un maestro indiscutible, y los buenos aficionados echan de menos su inclusión en cualquier cartel porque es un espejo para los que llegan a la profesión, y una satisfacción para los que van a las plazas con la ilusión de contemplar el toreo eterno. No obstante, las empresas lo ignoran aun sabiendo que se encuentra en plena forma, que no deja ni un día de entrenar y hacer tanto campo como se le presenta. Sé de ganaderos que lo llaman a sus tentaderos tanto para disfrutar de su extraordinaria manera de torear como para aprovechar su sapiencia torera que tanto les ayuda en la selección de las vacas. Pero las empresas lo siguen manteniendo en el olvido. Es una sinrazón que no se entiende, se la mire por donde se la mire.

¿Tantos toreros buenos hay en el escalafón como para que se desprecie a uno de los mejores? El mal trato de las empresas al Fino de Córdoba tal parece una confabulación o cosa de mal fario. Porque como persona es pan candeal y como torero caviar de Beluga. El caso del Fino se ha convertido en uno de los misterios más raros que hay actualmente en el toreo. Si un empresario es capaz de darme un solo motivo que avale que Juan Serrano Pineda esté sentado, cuando el cuerpo le pide enfundarse el traje de luces, y continuar su magisterio mientras tenga juventud e ilusión para ello, que me lo diga. Y si tiene razón me callaré, pero si nadie dice nada y todo sigue igual la temporada próxima, me tendrán que perdonar que piense que son todos unos mediocres mercachifles del negocio taurino y unos revienta toreros. Que en vez de tres toreros pondrían en los carteles tres ratas de indias que hiciera juegos malvares en el alambre, si con eso les funcionara la taquilla. Que es lo más probable.

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