La Pincelada del Director

Un parón a la desvergüenza

José Luis Benlloch
miércoles 07 de diciembre de 2016

La respuesta razonada y contundente de la Fundación al delirante informe sobre las subvenciones que elaboraron desde Esquerra Republicana vale su peso en futuro y marca el camino a seguir. O hay respuestas así o vamos al abismo, nos comen a marchas forzadas.

Los días que se avecinan invitan al optimismo. No es un efecto de las vísperas festivas, es la realidad la que me empuja a ese estado de ánimo. Ahí está el paso adelante que ha dado la Fundación. Por mucho que en ocasiones dé la sensación de excesiva parsimonia, miras dónde estábamos, lo que se hacía, y miras dónde estamos y lo que se hace, y hay que convenir que se avanza. Y mucho. Su última aportación, la respuesta razonada y contundente al delirante informe sobre las subvenciones del Estado al toreo que elaboraron desde Esquerra Republicana vale su peso en futuro y marca el camino a seguir. O hay respuestas así o vamos al abismo, nos comen a marchas forzadas. El supuesto informe, en realidad un cocinado, hecho por el diputado Bosch a medida de los intereses del grupo catalán, es una falacia delirante a la altura de su reinventada historia que asegura que Colón es catalán, la paella ídem de ídem y que otro tanto sucede con Miguel de Cervantes, dicho como ejemplos de una lista interminable de pretendidos expolios históricos perpetrados desde sus posiciones políticas.

El diputado Bosch, autor del libelo en cuestión, en su informe, Toros&Taxes, asegura que los toros reciben 571 millones anuales en subvenciones. Lo ha dicho, lo ha escrito, lo ha firmado y se ha quedado tan pancho. Conocida su posición de reconocido trilero no importaría demasiado si no fuese porque muchos de sus colegas del Congreso, los de su país y los de este lado, lo han tomado como fácil biblia y lo utilizan para argumentar y sostener sus ataques a la Fiesta. No lo han querido analizar, ni han querido reparar en la desproporción de esas cifras con la realidad, ni mucho me temo han querido trabajar. Les convenía y lo dieron por bueno. ¡En qué manos estamos! ¡qué tropa!… se me antoja pensar, y no lo entiendan como una llamada a la desobediencia ni mucho menos como un grito de añoranza, es sólo la expresión de un dolor civil. Tan doloroso como comprobar que hasta ahora las fuerzas vivas del toreo, empresarios, ganaderos, toreros, tan llenos de modernidad muchos de estos últimos y tan allegados a los medios generalistas a la espera de que les compensen su mediocridad artística con marujeo o una falsa intelectualidad, no habían levantado la voz ni movido un dedo siquiera para defenderse ellos mismos.

La respuesta razonada y contundente de la Fundación al delirante informe sobre las subvenciones que elaboraron desde Esquerra Republicana vale su peso en futuro y marca el camino a seguir

Ese borreguismo, entiendan si lo prefieren seguidismo, ha sido así hasta los últimos meses en los que varios agentes del mundo del toro, cuando el agua les llegaba más allá de los ibéricos cataplines, dieron vida a la Fundación. Al fin, pensaron, más vale tarde, aparcaron sus prejuicios, crearon la Fundación y el resultado es acciones como ese contrainforme que desmonta la falacia de los anti. Hay que ponerse a disposición de FTL y a los que no lo hagan hay que señalarlos. El dardo/aviso va dirigido hacia aquellos que se resisten, la financiación es clave, se resisten digo a meter el hombro y la cartera por cuestiones de orgullo personal, ansias de protagonismo, cicatería económica o ceguera cultural, a la gente chata que no ve más allá de su narices mientras el toreo, se ha puesto de moda decir Tauromaquia, pues la Tauromaquia boqueaba hacia su final.

Dice la Fundación del Toro de Lidia (FTL) que el informe de Bosch sólo documenta el 0,16% de las supuestas ayudas pese a que la mayoría de los datos son públicos y accesibles y que para alcanzar la cifra de 571 millones de euros inventa que toda actividad taurina recibe una subvención del 33% de los costes de su organización y, además, multiplica por ocho los costes reales de los festejos taurinos. El tipo ha ido sumando mentira tras mentira hasta que le han salido las cuentas. Así, y mientras no le salga nadie al paso, cualquiera. Lo ha hecho la Fundación, hay que reconocérselo, que además se ha comprometido a traducir su documento a siete idiomas para difundir la realidad de los datos del informe Bosch. Y aún va más allá, asegura que reclamará, faltaría más, el derecho de la Tauromaquia a percibir subvenciones públicas como cualquier otra actividad cultural legal en España a la vez que recuerda que existe la obligación de las administraciones públicas a defender su promoción. Ahora más que nunca toca apoyarles.

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