"ENCUENTROS", CON JOSÉ LUIS BENLLOCH

“La nobleza no es bravura, lo bravo no es noble”

APLAUSOS les ofrece hasta el lunes, en cuatro capítulos, el "Encuentro" que José Luis Benlloch mantuvo con José Escolar el pasado invierno y que publicamos en nuestra edición en papel, en los números 1993 y 1994. A continuación, la primera parte del amplio reportaje
José Luis Benlloch
viernes 13 de enero de 2017

Estamos en el mundo de los cárdenos, huele a bravura, a dureza, se siente el respeto y hasta el miedo, se palpa la dificultad,“la nobleza no es bravura, lo bravo no es noble”, nos dirá poco después su criador y contemplando aquella maravilla a uno, si las tuviese, se le irían las ganas de ser torero. Grandes arboladuras como si apuntasen a las crestas de la Sierra de Gre­dos, especie de andanada natural que preside el gran escenario, también los hay de armamento más equilibrado, ar­mónico se dice ahora, todo depende de si andan más o menos emparentados con los albaserrada o los santacoloma, las dos líneas dinásticas de la casa, que aun siendo parientes no son la misma cosa. La torada se mueve despaciosa, dis­plicente con los que acabamos de llegar, están bien trabajados y no extrañan nuestra presencia. “Si les das cariño, si los tratas bien, te corresponden, son cariñosos, si no se encabronan y se forma un disparate de los que no te puedes imaginar”, fue otra advertencia del ganadero mientras trajinábamos entre ellos con el coche para que Julián López, debutante en esta sección, los retratase.

“Si les das cariño, si los tratas bien, mis toros te corresponden, son cariñosos, si no se encabronan y se forma un disparate de los que no te puedes imaginar”

Conduce el ganadero José Escolar Gil, hijo y nieto de ganaderos, hombre de sólida posición económica, condición a resaltar ahora que tanto se llevan los castillos en el aire, galguero empedernido y amante del toro a capa y espada. “Yo defiendo el toro por encima de todo. Ya quisieran esos que se llaman animalistas”, enfatiza cuando le pregunto por su credo. “Lo primero el toro”, insiste y queda claro por si alguien lo dudaba hasta hoy. Menudo, fuerte, ojos claros y vivos, pelo blanco y cierto aire de patricio.

Te habla y te analiza a la vez. Mientras nos enseña la camada y Julián dispara la nikon a diestro y siniestro con ritmo de metralleta, el ganadero intenta cruzarse con los toros que más le placen, los de más presumir, a la vez que mira por el retrovisor atento a cómo tomo notas en la moleskine. Ya hace tiempo que me he dado cuenta de que observa hasta que no se aguanta y acaba por decirme: “Tú lo apuntas todo”“Para que no se me olvide, José, para que no se me olvide”, le contesto y asiente: “Claro, claro”. Para entonces tengo la sensación de que ya ha rebajado el grado de alerta periodística con la que nos recibió y me relata detalles y costumbres de su día a día ganadero. Me cuenta que vive en Madrid, que viene al campo los fines de semana y también los miércoles, que siente devoción por su nieto José Luis, el hijo de Fundi, que como su padre anda loco con el campo y la garrocha y al que llama Pepote para arrimarlo, amor de abuelo, más a los Escolar que a los Prados. “Es que si no le acabarán llamando Fundi, por eso le llamo Pepote”… Nada, advierto, que vaya en menoscabo del aprecio que siente por el diestro de Fuenlabrada, que, además de yerno con el que comparte pasión campera, tantas tardes de gloria dio a sus toros.

-José, tú que te consideras una ganadero de los de antes, ¿esos conceptos nuevos como los de toreabilidad cómo los manejas?

-¡Je, je, je! Yo eso no sé lo que es. Además no me suena bien. Un toro bravo debe ser bravo, no le pongamos más apellidos.

-Ya.

-Un toro tiene que dejar claro con su comportamiento que el que está delante se está jugando la vida, que es un sobrehombre, no un cualquiera. Si un toro es muy toreable como dices puede dar la sensación de que aquello lo puede hacer cualquiera y no debe ser así. Eso es malo. Esa idea o esa palabra, toreable, no me va.

“Eso de la toreabilidad no sé lo que es. Además no me suena bien. Un toro bravo debe ser bravo, no le pongamos más apellidos. Tiene que dejar claro que el que está delante se está jugando la vida, que es un sobrehombre, no un cualquiera”

Me confiesa que disfruta en el campo y sufre en la plaza y que aún así va a todas partes donde lidia, incluidos los pueblos donde se sueltan toros de su hierro por las calles. “Es que me gusta verlo, prefiero sufrir a que me lo cuenten. No me fío de lo que me digan, así que voy a todas partes”.

-Si me permites la ironía, sufrir, lo que se dice sufrir, sufren mucho más los toreros con tus escolares.

-Pero a mí eso tampoco me gusta. No me gusta ver sufrir a un torero, como no me gustan los accidentes sea quien sea el que los padece. No te olvides que el padre de mis nietos es de los que se ponía delante de esos toros. Por mí, accidentes los menos posibles.

-Ni accidentes ni facilidades sería el eslogan. ¿Qué te parece?

-Bien. Que haya exigencia por parte de los toros, que transmitan emoción sí, eso sí me gusta, lo otro no. Aunque mis toros con toda la fama de duros que tienen te puedo decir que no han pegado cornadas, no han cogido a los toreros. Alguna vez pero nada grave.

-Esos tragos deben ser un dolor.

-En Dax un toro mío metió en la enfermería a Padilla y no se me ha olvidado jamás. Triunfaron Fundi y Fernández Meca, a mí me sacaron en hombros con ellos, pero el recuerdo de la cornada de Padilla está por encima de todo, no se me ha olvidado. En Mont de Marsan me pasó un poco lo mismo con Castaño, pero esa vez reaccioné y no quise salir en hombros. Yo busco el toro exigente pero me molesta mucho que cojan.

Hemos comenzado la entrevista apenas hemos llegado frente a la cerca de piedra que encierra los toros de saca. No hace falta que preguntemos por los de Pamplona. Se sienten y se aprecian a la legua: fuertes, bien co­midos, bien armados, finos de cabos, naturalmente cárdenos en sus distintas intensidades, un corridón a falta de siete meses para que recorran la Estafeta camino de la plaza. Están reseñados des­de septiembre. No hay que darles muchas vueltas para comprobar que la corrida sale sobrada y no sólo eso, sale más de una en ese nivel de exigencia.

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando