El palco

Centenario de un Califa

Rafael Comino Delgado
lunes 16 de enero de 2017

En Córdoba, la tierra de Manolete, se están preparando actos para homenajear su recuerdo, para honrar su memoria, lo cual es lógico, pero creo que también deberían celebrarse actos culturales en su memoria en todo el orbe taurino. Por tanto, manos a la obra para recordar a uno de los más grandes.

El próximo día 4 de julio del año en curso se cumplirán cien años desde el nacimiento de Manuel Rodríguez “Manolete”, y el 29 de agosto, setenta de su muerte en Linares.

Manolete, el IV Califa del toreo cordobés, fue un torero excepcional, fundamental en la evolución del toreo, para que hoy se toree con la perfección que se torea.

Hasta Manolete se decía, entre otras cosas, que sin cargar la suerte no se podía torear (“torear sin cargar la suerte no es torear”, decía don Gregorio Corrochano) y él dijo y demostró que no llevaban razón. Su contribución a la Tauromaquia es inmensa, y aún en nuestros días sigue siendo el ejemplo a seguir.

Juan Belmonte profetizó, “un día vendrá un torero que le hará faena al 90% de los toros”. Y efectivamente vino, nació en Córdoba y se llamó Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, grande entre los más grandes, que dio gloria y grandeza al arte de torear.

Fue, dentro de la plaza, un revolucionario, un genio, sin duda uno de los toreros más importantes de la historia de la Tauromaquia. Fuera, en la calle, fue un caballero en toda la extensión de la palabra, un modelo, un ejemplo a seguir. Manolete fue “El Torero”, el paradigma de la torería, pues lo reunía todo.

Tengo entendido que en Córdoba, su tierra, se están preparando actos para homenajear su recuerdo, para honrar su memoria, lo cual es lógico, pero creo que también deberían celebrarse actos culturales en su memoria en todo el orbe taurino, España, Francia, Portugal, Méjico (donde tuvo el máximo cartel) y en toda Hispanoamérica.

En España, especialmente en Madrid, en Sevilla, en Barcelona, en Valencia, Bilbao, etc. triunfó en todas las plazas donde actuó, y allí dejo constancia de su calidad como toreo y de su calidad humana, de su hombría de bien, por ello cualquier evento que se lleve a cabo en su honor es sobradamente merecido.

Para que se celebren esos actos, a los que me refiero, debemos movilizarnos todos los taurinos, y muy especialmente los profesionales del toreo (toreros, ganaderos, empresarios, apoderados, etc.), pero los aficionados tenemos mucho que decir y hacer en este asunto.

Por tanto manos a la obra, para recordar a uno de los más grandes toreros de la Historia, y con ello honrar a la Tauromaquia, en estos tiempos en que tantas agresiones recibimos por parte de los intolerantes, de los liberticidas, que quieren imponer sus disparatados postulados por medio de la demagogia y de la violencia.

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