El Palco

Irracionales ante la Santamaría

Rafael Comino Delgado
lunes 06 de febrero de 2017

En la filosofía de los animalistas siempre ha estado el humanizar a los irracionales, cosa que nunca conseguirán porque eso no puede ser, pero sí han conseguido deshumanizar a algunos humanos.

Los seres humanos somos los únicos animales racionales sobre la tierra, mientras que todos los demás, unos más desarrollados y otros menos, son considerados irracionales. No tienen capacidad de preguntase, ¿quién soy yo?, ¿de dónde vengo?, ¿hacia dónde voy?, ¿existe un Dios Creador? etc.

No pueden, por tanto, tener deberes y consecuentemente tampoco derechos de los que llamamos humanos. Por ello, y así está escrito en el Génesis, los seres humanos racionales tenemos la posibilidad de utilizarles, en cada momento según convenga, pero siempre respetándoles de acuerdo a sus características, pues no podemos respetar por igual a una serpiente, a una mosca, que a un caballo, una vaca o un perro, pongo por ejemplo. Pero dejando meridianamente claro que no pueden tener derechos humanos, porque como decía Norbert Brieskorn, filósofo, jurista y jesuita de la Universidad de Munich, ¿para qué conceder derechos a seres que no pueden hacer uso de ellos? pero de concederles esos derechos humanos, ¿en caso de conflicto qué derecho prevalecería el del humano o el del animal? ¡Totalmente absurdo pedir derechos humanos para los irracionales!

No obstante, los animalistas, entre ellos los antitaurinos, insisten en pedir para los irracionales derechos exactamente iguales que los humanos, y el PETA (People for the ethical treatment of animals), partido animalista más destacado a nivel mundial y considerado terrorista en los Estados Unidos, incluso llega a oponerse radicalmente a que se combatan las plagas que destruyen cosechas y propagan enfermedades (insectos u otros animales). Y los defensores del “Ecologismo profundo”, movimiento creado por Les U. Knight, piden la extinción voluntaria de la especie humana para dejar la Tierra a los irracionales.

Para conseguir sus objetivos se manifiestan pintados de forma grotesca (como los indios para ir a la guerra en las películas del Oeste), haciendo gestos simiescos, que causan la risa, el desprecio y también la indignación de los racionales, agrediendo, insultando, amenazando de muerte. Escriben verdaderas barbaridades en las redes sociales, deseando la muerte a los toreros y aficionados, etc. A los que así piensan y se comportan tenemos que calificarles, basándonos en lo que dicen y hacen, como seres totalmente irracionales e incívicos, al mismo tiempo que peligrosos.

También hemos de considerar como irracionales a los que tratan al perrito, al gatito, a la mascota en general, como seres humanos, hablándoles como a tales (lo he visto directamente), a los que celebran el cumpleaños de la mascota como si de un hijo se tratase, o peor aún, celebran bodas entre los perros o los gatos, les hacen fiestas invitando a sus amigos, con sus correspondientes mascotas. ¡Si quien hace todo esto no es un irracional con forma humana, que me digan qué es!

En la filosofía de los animalistas siempre ha estado el humanizar a los irracionales, cosa que nunca conseguirán porque eso no puede ser, pero sí han conseguido deshumanizar a algunos humanos; aquellos que se manifiestan como antes señalábamos, o los que lo hicieron ante la Santamaría de Bogotá (me refiero a los que no están pagados y creen en el animalismo, que los hay, aunque otros son delincuentes pagados). A esos solo les queda de humanos la apariencia, y cuando no están pintados, porque la razón la han perdido totalmente, se han convertido en irracionales como cualquier animal salvaje de la sabana africana.

Por supuesto que los que tratan a las mascotas como si fueran sus hijos son humanos, pero su cerebro está profundamente enfermo. Por motivos menos evidentes están los psiquiátricos llenos.

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