Salvador Boix se ha quedado descansando. Le ha colocado al nieto de Don Pedro un merecido puyazo en todo lo alto. Y lo ha hecho con la saña que merece el toro manso y traicionero. Nada que objetar. Si acaso habría que matizar lo de “asquerosamente rico”, porque nadie es asqueroso por mucha fortuna que atesore, ya que la asquerosidad suele venir de suyo y el calificativo habría que reservarlo para los que en vez de tener ellos dinero los tiene el dinero a ellos. Y el retoño Balañá Mombrú es un simple enriquecido sin que él haya hecho nada por merecerlo.
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