La revolera

Un adiós digno de un Paquirri

Paco Mora
lunes 01 de mayo de 2017

Aunque le primera parte del festejo ha discurrido color de ala de mosca, en la segunda todo ha subido de tono gracias a un cuarto toro interesante y repetidor que ha permitido a Francisco Rivera Ordóñez “Paquirri” despedirse de la plaza del Baratillo paseando una oreja. Como me propongo darle al toro la importancia fundamental que tiene en la corrida, comenzaré diciendo que el ganadero de Alcaraz, Daniel Ruiz, ha traído este lunes a La Maestranza un encierro en el peso y el tipo de Sevilla. Y aunque le primera parte del festejo ha discurrido color de ala de mosca, en la segunda todo ha subido de tono gracias a un cuarto toro interesante y repetidor que ha permitido a Francisco Rivera Ordóñez “Paquirri” despedirse de la plaza del Baratillo paseando una oreja.

Ese torero fuera de serie que es Julián López “El Juli”, para el que la tarde ha sido una lección de maestría, conocimiento de la lidia y honestidad torera, demostró una vez más el momento esplendoroso que atraviesa. Al primero de su lote se le acabó el gas antes de que el de Velilla de San Antonio pudiera terminar de zurcir la faena que con tanto mimo, entrega y sapiencia había hilvanado. Su segundo le ha durado un poco más, y cuando su labor había adquirido altura el de Daniel Ruiz echó la persiana, y así y todo con más acierto con la espada habría tocado pelo.

Lástima que Cayetano no haya sido más constante en el ejercicio de una profesión que ahora parece haberse tomado muy en serio, porque su actitud ha sido toda la tarde la del hombre dispuesto a dejarse la piel en el empeño. Su primero no se aguantaba en pie y bastante hizo con quitárselo de en medio con dignidad. Pero en su segundo, último de la tarde, que, con sus altos y bajos, tenía un fondo de bravura evidente hasta que se rajó, metió a los tendidos en una faena que comenzó de rodillas, toreando muy bien y de manera comprometida, y ya en pie le administró muletazos con sabor y torería y, como acertó con la tizona, consiguió una merecida oreja con fuerte petición de la segunda.

La tarde tuvo momentos emotivos, sobre todo durante el minuto de silencio en recuerdo de los 25 años de la muerte de Manolo Montoliu, y después cuando Cayetano le brindó el último toro a su hermano Francisco y ambos se fundieron en un abrazo entrañable.

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