Esta ciudad, una de las más toreras de España, necesita un ídolo de la Tauromaquia, y la “vox populi” ya ha elegido al de Santiago de Mora para que figure en su imaginario taurino entre los Montero, Pedrés, Chicuelo II y Dámaso González.
Es sabido que en el toreo cada maestrillo tiene su librillo, y que, como en el futbol, todo aficionado lleva en el bolsillo su selección nacional, en los toros el triunfo y la mejor faena dependen de la sensibilidad de los espectadores, pero sobre todo de los cenáculos donde se suelen barajar razones que la razón no entiende. Casi siempre se producen sorpresas, pero en puridad de concepto, hasta ahora, novedades trepidantes y gustos personales aparte, el triunfador del ciclo y la mejor faena corren a cargo de Rubén Pinar. Luego, a la hora de decidir, es posible que haya sorpresas, pero la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero.
Cinco orejas en dos tardes es un balance difícil de superar, aunque todavía quedan las comparecencias de ese león vestido de luces que es El Juli, y una de Roca Rey, que ha caído de pie en esta Feria del Centenario. Amén de Ginés Marín, Juan del Álamo, Álvaro Lorenzo, Talavante, que tampoco es moco de pavo, y Cayetano, que pugna por dejar su rastro allí donde torea. Pero la confirmación como torero sólido de altas cotas profesionales, valor y entrega sin reservas, es muy probable que mantengan al de Santiago de Mora como firme candidato a los dos premios citados. Además, esta ciudad, una de las más toreras de España, necesita un ídolo de la Tauromaquia, y la “vox populi” ya ha elegido a Rubén Pinar para que figure en su imaginario taurino entre los Montero, Pedrés, Chicuelo II y Dámaso González. Veremos qué hacen los que deciden finalizada la feria.
