TAL DÍA ESTA SEMANA

La almohada de El Cordobés

Redacción APLAUSOS
martes 08 de febrero de 2011

Ocurrió el 6 de febrero de 1967. Manuel Benítez “El Cordobés” tuvo al toreo entero sin aliento. Fue un día histórico para la Fiesta por la curiosísima anécdota que sucedió en Villalobillos. La firma de los grandes empresarios taurinos de España en la almohada de Benítez dejó constancia del poder que tenía el torero cuando anunció su retirada en una temporada en la que tenía hechas más de cien corridas de toros.

Manuel Benítez “El Cordobés” anunció que iba a dejar los toros cuando tenía hechas para aquella temporada de 1967 más de cien corridas de toros. Saltó la voz de alarma en el empresariado, que presagiaba una crisis en la Fiesta con la retirada del popular torero. Todos los “grandes” empresarios acudieron a Villalobillos para disuadirlo de sus pretensiones. Hasta la finca llegaron empresarios como José Barceló, Livinio Stuick, Pedro Balañá o Diodoro Canorea, que acabaron convenciendo al torero dejando constancia del momento en aquella famosa almohada.

El semanario El Ruedo lo relataba de la siguiente manera: “Con cordialidad y gentileza fueron recibidos los empresarios por el diestro, quien inmediatamente ordenó que fueran atendidos sus prestigiosos visitantes como merecían. Y pronto el vino y el jamón se dejó ver en abundancia”. Se reunieron los grandes empresarios taurinos de España con el torero y tras 50 minutos, se dio la noticia de que El Cordobés sí iba a torear. El ruedo sigue: “El Cordobés, después de la reunión, se fue derechito a su habitación y, agarrando la “almohada de sus sueños”, exclamó: “¡Maldita sea; ésta es la culpable!”… Y en cuestión de dos minutos, la célebre almohada se transformó en protagonista de lo acontecido. Y allá, hasta la habitación del torero, llegaron los empresarios y periodistas para rubricar sobre la tela su autógrafo y dejar constancia del momento. La almohada ha pasado a formar parte del Museo Taurino de Barcelona”. En el comunicado oficial que se firmó aquella tarde, se matizaba que “El Cordobés, en pro del público, afición, autoridades y Fiesta, decide volver a los ruedos, con todas sus consecuencias , ofreciendo su máximo entusiasmo, su entrega y tesón al mayor engrandecimiento de la Fiesta”.

Tras el anuncio y las respectivas fotos, El Cordobés mató tres novillos en la plaza de tientas para celebrar la noticia. Manuel Benítez había dejado constancia de su poder en los despachos y en la Fiesta. Así mandaba aquella figura.

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