Analizados uno a uno cada caso de derrota de la Tauromaquia en los últimos años, el ganador ha sido siempre el mismo. Comencemos por el más lejano: el que prohibió los toros en Cataluña, no en Barcelona, en Cataluña. Fue en el año 1988 a través de la aprobación de la Ley de Protección Animal. Esta ley se redactó estudiando la legislación de Francia, en donde las corridas de toros están prohibidas, excepto en los lugares de tradición arraigada y demostrada. Analizando este asunto, los animalistas hicieron un bis, pero con un paso más. No podrían dar toros en plazas nuevas o portátiles, solo en las ya existentes. Y como todas eran de propiedad pública, bastaba con cerrarlas y no sacarlas a concurso. Toros prohibidos en Cataluña.
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