La noticia de la retirada en pleno triunfo de Alejandro Talavante ha eclipsado el final de la Feria del Pilar de Zaragoza, la despedida de Padilla e incluso las secuelas de las declaraciones de Simón Casas sobre lo indubitablemente negativo que resulta para la Fiesta que las empresas más fuertes asuman el rol de apoderado. Simón empleó la palabra “nefasto” para definir el imperio que sobre el espectáculo taurino ejerce un pequeño grupo de “empresarios-apoderados”. Esa realidad es muy rentable para los que se han apoderado -esta vez del verbo apoderarse- de los toreros que más interesan y de las plazas de mayor rentabilidad, lo que resulta ruinoso para los que vestidos de luces son, junto con los toros, la matriz del negocio. Romper con uno de los “hombres orquesta” en candelero equivale poco menos que a quedarse sentado. De ahí la decisión del extremeño.
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