Es evidente que la próxima temporada de 2019 se presenta a priori distinta a la anterior, porque las aguas bajan turbias por el río del toreo y en el ambiente se detectan señales de borrasca, que de no tomarse las medidas oportunas para frenarla pueden degenerar en tormenta. No hay nada nuevo bajo el sol y situaciones parecidas ha padecido el toreo en diversas épocas de su ya larga historia, sin que llegara el agua al río. Pero la borrasca actual tiene características distintas a las de otras ocasiones y amenaza con desembocar en un temporal de proporciones desconocidas hasta ahora. Y es que llegar a la conclusión de que “la economía del toreo es insostenible” es un factor de máximo riesgo, si no se adoptan las medidas necesarias para frenar los vendavales que suelen preceder a la tormenta.
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