Siempre he dicho que en mi mesilla de noche tengo a tres San Antonio del toreo: Bienvenida, Ordóñez y Chenel. Coincidencia o no, fueron tres toreros que marcaron mis gustos por la tauromaquia. Sin olvidar que existían toreros con tanta personalidad como Camino, El Viti, Puerta, Mondeño, El Cordobés, etc., y el maltratado y olvidado sin razón cabal alguna llamado don Rafael Ortega, el más puro y más orillado de los maestros inmaculados.
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