El Quiebro

Positivo y negativo

Ramón Bellver 'El Blanco'
jueves 20 de mayo de 2010

Entramos de lleno en una nueva temporada, ya dejamos atrás el invierno y las primeras citas importantes en nuestros pueblos ya han comenzado, Chilches, Vall d´Uixó, Museros, El Puig, etc…

Entramos de lleno en una nueva temporada, ya dejamos atrás el invierno y las primeras citas importantes en nuestros pueblos ya han comenzado, Chilches, Vall d´Uixó, Museros, El Puig, etc… En lo positivo, el buen juego de varios astados, lo que da esperanzas al rendimiento que darán en las calles los ejemplares ya adquiridos por varias comisiones y peñas. Me siento optimista, porque observo que se están comprando toros de cierta calidad. Tal vez sea la única nota positiva que nos pueda dejar la “dichosa crisis”. Los ganaderos, los cuales no pudieron lidiar la totalidad de sus camadas el pasado año, ponen a la venta los toros que se les pasan de edad, y ello conlleva a que podamos adquirir toros de corrida a un precio razonable. Esto nos da una cierta seguridad de que no han sido toreados, puesto que iban destinados a corridas, ya que pocos son los toreros que se van a encerrar con un cinqueño a puerta cerrada, aunque cuidado, que las fundas hacen milagros. Pero bueno, en esto ya entra el buen juicio de los aficionados y la honradez de cada ganadero. No digo que sea malo comprar un toro toreado, para lo que necesitamos en la calle puede servir, pero que no nos lo cobren como “virgen”. Comprar un toro toreado a buen precio sabiendo su condición, puede ser una buena opción para una embolada o para completar cartel, e incluso puede sacar del apuro a comisiones que han sido afectadas por la “dichosa crisis”. Esperaremos con buena fe a los cinqueños. En cuanto a lo negativo, la aglomeración de gente en los terrenos del toro. Ya no hablo sólo de rodadores, que también los hay más que nunca, sino de toda esa gente que para ver al toro se arrima demasiado. Hemos podido observar, sobre todo en las citas importantes, que para ver el toro tienes que estar a menos de 20 metros de éste, con el consiguiente peligro, y a cada arrancada fuerte, huyen despavoridos e intentan esconderse todos por el mismo sitio. Hay que controlar más los terrenos que pisamos, y saber dónde está el límite de cada uno, y sobre todo, prever las reacciones del animal y tener previsto un sitio donde resguardarse en caso de apuro. En el caso de los rodadores, me da miedo la hora de las desencajonadas. Todos desean pasarse al burel cuando más fuerza tiene, y eso no es malo, lo malo es hacerlo a lo loco. Veo las calles antes de la desencajonada y observo la mala colocación de muchos, que cuando pasan al toro dejan a otro rodador vendido, que también estaba mal colocado. Orden, y si no puede ser, a la próxima y ya está, que hay que respetarse y más entre nosotros.

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